En pleno corazón del barrio de Gracia, La Brillantina destaca alegre y colorida del resto de edificios. Con una fachada tan bonita como vistosa, se ha plantado en medio de Gracia y luce orgullosa del tesoro que esconde dentro.
A un minuto (literal) -fíate de nosotros y no del Google Maps- del metro de Fontana, se encuentra La Brillantina. Nada más verla pensamos que, si ya es bonita por fuera, por dentro tiene que ser preciosa. Y acertamos. Un local acogedor, con lámparas de paja y aunque no muy grande, lo suficiente para sentirte tan a gusto como en casa.
Nos reciben Santiago y Vanessa, los padres de La Brillantina. Santiago es colombiano y Vanessa argentina, así que su hija Brillantina solo podía ser un restaurante de cocina fusión latinoamericana. ¡Y menuda fusión!
Después de regentar un restaurante en Buenos Aires, Santiago y Vanesa pedían a gritos un cambio de chip. Querían cambiar el servicio formal por un trato cercano con el cliente. Los menús degustación por una carta de picoteo. Todo ello sin perder ni una pizca de su pura esencia latinoamericana.
Y dicho y hecho. Se vinieron a Barcelona en busca de un local en el barrio de Gracia. Lo tenían claro y lo encontraron. Después de meses de carpintería, obras, chapa y pintura, crearon esta maravilla. Durante el largo tiempo que les llevó reformar el local, los vecinos (curiosos por naturaleza) entraban, les preguntaban y se convirtieron en un apoyo fundamental para emprender este proyecto. De esta forma consiguieron el hype de todo el barrio y las ganas de que llegase marzo para la apertura de La Brillantina. Vanessa nos cuenta que:
“Los vecinos nos veían a fuera pintando puertas, muchos ya nos conocían y siempre nos preguntaban cuándo íbamos a abrir… Se generó un ambiente muy lindo y cuando entraron se sorprendieron para bien”
Pero…. Pandemia. El stop lo paralizó todo.
Si tenían planeado abrir en marzo, al final lo hicieron en junio. Un tiempo que les hizo esperar, dejar las prisas de lado y perfeccionar hasta el último detalle. Así fue cómo consiguieron un de los retos más difíciles:
“Hemos conseguido que el vecino vuelva una y otra vez. Esto es una satisfacción muy grande”, nos cuenta Santiago.
Es una satisfacción y una demostración de que las cosas están MUY bien hechas, añadimos nosotros. Aunque La Brillantina se encuentra al lado de La Casa Vicens y podría haberse planteado como un reclamo para los turistas, han logrado captar al vecino de toda la vida…
Y, mientras por dentro pensamos: ¡Olé, olé y olé!, un toc-toc en la puerta nos interrumpe la entrevista:
-¡Hola! ¿Estáis abiertos?
Un vecino. Ansioso por comer en La Brillantina. Y una clara representación de su clientela. Es ahí cuando entendemos el amor y mimo que hay detrás de este proyecto… Y es que, cuando las cosas se hacen desde el corazón, se nota.
En los fogones también encontrarás ese cariño que Santiago y Vanessa llevan por dentro por naturaleza. Sería un delito terminar este artículo sin nombrar sus chipatacos- dos tacos de tortilla de yuca con poco al achiote- inventados por ellos mismos y que trajeron directamente desde Argentina. Un must con tantos fans que no se han atrevido a quitarlo nunca de la carta. Si lo hicieran, se nos rompería el corazón. Después de los chipatacos, sus empanadas argentinas o el ceviche de corvina -con leche de tigre de lulo y pickle de okra-, también son un puro espectáculo. Para culminar el manjar, sin duda alguna, la tarta mojada de coco. Pruébala y nos cuentas.
“Es más fácil hacer cocina latinoamericana aquí que en Buenos Aires, por la facilidad de encontrar los ingredientes”, nos cuenta Santiago.
Aunque nos parece algo inverosímil, estamos enormemente agradecidos de poder disfrutar un cachito de la sabrosa Latinoamérica gracias a La Brillantina, representada en sus paredes y en su logo en forma de Sirena. ¿Por qué una Sirena?
“Abrir fronteras y amigarnos entre todos -Argentina y Latinoamérica- la sirena viajera y el mar es lo que les unen”, nos confiesan Santiago y Vanessa.
Poco más podemos añadir. Nos parece una metáfora tan mágica como maravillosa.
Dirección: Carrer de Bretón de los Herreros, 18, 08012 Barcelona
Horario: de miércoles a domingo de 13:00 a 16:300h
Precio medio: 15-25 €
Texto: Clara Puig Piqué
Fotos: Maite Apellaniz