Como señalan en su propia carta “alguien o algo les hizo venir”, quizás fue la curiosidad, quizás la casualidad, o quizás hubo una causa. Lo cierto es que sea cuál sea, es una buena excusa para sentarse en esta mesa.
Esaú Hita forma parte de la nueva gastronomía granadina contundente y osada que apuesta por darle a la ciudad sabores diferentes. Tras estar toda la vida formándose, en las aulas y en los fogones, se decidió a abrir La Criolla, su anterior andadura pero en la misma ubicación que La Causa.
La Criolla, un proyecto de reinterpretación de la cocina tradicional andaluza, estuvo 8 años ofreciendo platos cuidados y ricos, forjando su clientela y dando vida a una plaza que hasta que ellos llegaron prácticamente estaba olvidada. Aunque la ubicación en un primer lugar fue una casualidad, lo cierto es que estar en pleno centro de Granada pero a la vez tener un sitio íntimo, como la Plaza Campillo bajo, era un regalo, por ello decidieron mantenerla.
Pese a que su proyecto estaba consolidado, poco a poco el coqueteo con la cocina japonesa fue introduciéndose en la rutina del servicio, dibujando el camino del canje definitivo. Esaú se decidió a arriesgar, conducido por su continúo afán de sorprender (se) y así, abrió La Causa, una fusión mediterránea nikkei.
Nacida de la curiosidad, la dedicación y la pasión se presenta con una preciosa terraza, una cuidada decoración y una clara apuesta por el producto.
El origen de los ingredientes tiene un papel vital dentro del proyecto, dándose el equilibrio perfecto entre la proximidad y el respeto por la base japoperuano de su cocina. Así, podemos ver la convivencia de un atún rojo de la Almadraba Petaca Chico de Cádiz, las verduras de la Vega de Granada o la ternera de Retinto andaluza con los ajís, piscos, canchas o choclo peruanos y los arroces, sojas, mirín o salsa de ostras japonesas.
Su carta, llena de causas, ceviches, niguiris, pokes y brasas te deja delicias como la gyoza de rabo de toro a la andaluza con su jugo, el uramaki de migas del pastor, el poke japoperuano, la degustación de causitas, los nigiris de pez mantequilla tatufata, salmón flambeado con lima y solomillo con foie o las patatas bravas en su versión más andina. Y por supuesto, todo acompañado de un maridaje armonioso y delicado con vinos chilenos, sudafricanos, alpujarreños o canarios.
Granada se merecía un sitio diferente y llegó.
Plaza del Campillo Bajo, 10, 18009 Granada
Horario: L-D 13 a 16 y 20 a 24h
Precio medio: 15-20€
Fotos y texto: Laura Carmona de Haro