La Fabrica

Hay mil formas de comer pero, cuando se habla de comida, siempre nos proponen dos que son básicas: comer con los ojos y comer con la boca. También puedes comerte a besos al cocinero si te ha gustado todo mucho, mucho. Pero, “meterte hasta la cocina” quizás sea too much para el body.

Pues eso. Que a todos nos gustan las cosas bonitas, los sitios cuidados en los que parece que haya alguien ojeando que no caiga ni una miga al suelo y esa sensación de salir a comer o cenar y volver a casa recién duchado por el ambiente tan fresco que has respirado dentro.

Ahora que ya tienes los sentidos en on, te explicamos el concepto de esta semana.

La definición de La Fábrica es justo la que nos dieron: “Ofrecemos productos de buena vida”. Ellos nos proponen un espacio con mil posibilidades y la elección, como el aliño, al gusto. Por eso, lo que surgió como una editorial –ya más que conocida–, nos brinda la posibilidad de leer, echar un ojo a sus exposiciones o darse un paseo por su tienda de artistas; acompañándolo todo con un buen vino o una buena comida.

“Lo que nos faltaba era un punto de encuentro”, nos explica María Peláez, responsable del departamento de comunicación de La Fábrica.

Y es que La Fábrica, que ha sido la fundadora de acontecimientos como el Festival ñ, NOTODOFILMFEST o PHOTOESPAÑA, requería de un lugar donde poder seguir de forma activa su vida cultural o, mejor dicho, la buena vida que culminó con la creación del restaurante.

Mientras todo el mundo parece empeñarse en hacer, también en la cocina, cosas complicadas y súper elaboradas, ellos optan por lo de siempre en un momento en el que parece que nuestra dieta mediterránea ha pasado a ser de todos menos nuestra. Y si hay una cosa cierta como que la fotografía es un arte es que, en el caso de la comida, lo de fuera no siempre es lo mejor.