La Fabrique, harina, agua y fuego

A la cabeza se encuentra Yoann Simonte, un autodidacta francés que ha conseguido traer a Barcelona la esencia y extrema calidad de Francia. Todo merece ser destacado en este establecimiento: el carácter ecológico y de cercanía de sus productos, la importancia que le dan a los todos sus pequeños productores artesanos, así como el cuidado hacia el equipo que conforma La Fabrique.

Su ingrediente principal, como en todas las pastelerías y panaderías, no podía ser otro que la harina, por ello tratan de conseguir la mejor. Huyen de las industriales y refinadas, siendo todas las que utilizan ecológicas molidas manualmente a piedra. Harina procedente de trigos forment, una variedad autóctona de Lluçanès y Osana, que ha sido recuperada recientemente con la intención de crear productos con características propias.

“Comer bien” es el objetivo marcado por La fabrique. Sencillo, pero significante.

En esta panadería todo tiene alma, historia y un trabajo basado en la estima por el producto de cercanía, su calidad y el frescor máximo.

Si visitas La Fabrique todas y cada una de sus elaboraciones son dignas de degustar, aun así, cabe destacar que los croissants son un auténtico deleite. Venden los tradicionales de mantequilla, así como de chocolate y de almendra. Estos últimos están rellenos y cubiertos por frangipane -muy típico en el norte de Francia-, sencillamente soberbios.

La Fabrique es, ante todo, un proyecto humano basado en la sostenibilidad en todos los sentidos de la palabra. Sostenibles con los productos, sostenibles con el trabajo y cada integrante del equipo.

Su tienda cuentan con una propuesta llamativa y realmente altruista: “la oferta solidaria”. Con esta puedes encontrar sus productos rebajados de precio, con el fin de que todo el mundo, sin importar ni siquiera su capacidad económica, tengan acceso a sus exquisitas elaboraciones.

Toda la bollería y panes crecen sin ayuda química alguna. Se podría decir que La Fabrique tienen vida propia…