Julien Gautier a veces querría salirse de hacer solo bocadillos y las tapas. Se le pasó por la cabeza ofrecer anchoas en conserva, que tendría que limpiar y preparar él mismo. O steak tartar, que debe estar extremadamente fresco y es de conservación muy delicada. Es entonces cuando interviene el gestor, con la ayuda de su mujer y socia, Anouchka: “Los franceses tenéis tendencia a complicaros la vida”, le dice y le recuerda los beneficios de enfocarse en su área de especialidad.
Entonces, este francés amante de la enología desde que era adolescente, vuelve a centrarse en aquello que hacen tan bien. “En La Perla de Oro hay poca oferta pero la que hay está muy cuidada”, resume Julien. En este caso, sencillez en la cocina no equivale a una cocina ordinaria. Un bocadillo puede ser mucho más que pan de barra frío y seco. En La Perla de Oro, proviene de los hornos Baluard y Crustó (aprendió desde el principio que si te dedicas a los bocadillos, no puedes depender de un solo proveedor de pan) y todas los platos los hacen tras la pequeña barra que hay junto a la entrada.
Abierto desde 2008, La Perla de Oro es fiel a su origen de colmado de toda la vida, el abierto en 1939 en el Raval, muy cerca del Teatre del Liceu pero donde se le añadido añadir algo más, a través de la combinación gastronómica francesa y extremeña de Julien y Anouchka respectivamente.
Algunas de las tapas más populares de La Perla de Oro son el foie de bacalao ahumado, el carpaccio de buey y el arenque. En la categoría de bocadillos, funciona muy bien el de mozzarella con jamón serrano, olivas griegas y tomate. Además, en cada viaje a Francia, Julien aprovecha para traer productos como las galletas St Michel, el queso Saint Nectaire, la crema de castañas o el refresco Orangina, productos que suelen provocar la morriña de los franceses en Barcelona por su tierra natal.
Para este otoño se harán unas pocas modificaciones en la carta, por ejemplo ofrecerá las lentejas de su mujer que están (claro) “buenísimas”. También hay postres de chocolate, que están deliciosos. No hace falta que se lo diga el gestor. “La pastelería es un mundo aparte, prefiero no meterme en ella y centrarme en los bocadillos”, ríe.
La Perla de Oro.
933015639
Texto y fotos: Tanit Parada.