Los seguidores de la escena musical independiente barcelonesa estarán familiarizados con los grupos Extraperlo y El Guincho. Pero lo que pocos saben es que el bajista de ambos combos, Aleix Clavera (hijo), es el heredero de uno de los negocios gastronómicos más emblemáticos de la ciudad, La Ribera.
La historia de este colmado de alimentos va unida a la tradición mercantil de Barcelona de mediados del siglo pasado, cuando el Mercado del Borne era el centro de abastecimiento de toda la ciudad. Con la llegada del transporte motorizado, Mercabarna pasó a situarse a las afueras de la ciudad y casi todos los puestos de comida alrededor del edificio fueron cerrando excepto unos pocos, como La Ribera.
Entrar en esta tienda es como entrar en la Capilla Sixtina del fino paladar: anchoas de distintas costas, más de cincuenta variedades de aceitunas y encurtidos, bacalao en salazón, jamones curados, conservas de varios tipo de gama y, desde hace unos diez años, una cuidada selección de vinos y cavas.
“Todo lo que encuentras en esta tienda, me lo llevaría a casa” nos dice el dueño, Aleix Clavera (padre), asegurándonos que prueba una muestra de cada producto que vende para dar fe al cliente de la calidad que le rodea. Y son muchos los que confían en esta familia, incluyendo algunas de las vermuterias y bares de tapas mas populares de la ciudad.
El joven Aleix, que pasa las tardes en el local de ensayo dando rienda suelta a sus inquietudes musicales, es todo un experto en las conservas que ofrecen al cliente: “Me gustan las almejas de lata justo cuando están a punto de caducar. Es cuando están mas sabrosas”. Si vas por las mañanas, puedes admirarle cortando bacalao con destreza o pedirle consejos sobre tipos de anchoa; “Las del Cantábrico tienen una salazón más larga, por lo que han llegado a fermentar un poco y tienen un sabor particular”.
Desde que su bisabuelo, Antonio Clavera, abriera el negocio en 1941, junto con otros doce socios mercaderes, La Ribera ha sido uno de los puntos de venta más solicitados de la ciudad, especialmente por su bacalao islandés que durante la posguerra fue una exquisitez prohibida ya que Franco ordenó que se consumiera más bacalao español –de calidad inferior–. Pero, Don Antonio y el resto de socios encontraron una manera de vender los preciados pescados que venían de las Islas Feroe, y sin que los señores con tricornios llegaran a percatarse.
La Ribera – http://lariberasa.tumblr.com/
933 19 52 06
Texto: JW
Fotos: Lita Bosch