Le Moulin

Mucho se habla de los chefs, de la cocina de… del plato… de ese sabor tan especial que hace de un bocado algo único. Pero, ¿Quién especia a los chefs? ¿Quién es su dealer? ¿Dónde consiguen ese “aquel”?

Pues… en la calle Fúcar en la frontera entre dos mundos tan divergentes en sus gentes y sabores como son el Barrio de Las Letras y Lavapiés encontramos un llamativo y original establecimiento revestido de diseño y alma de zoco. Paula y Marcos redirigieron su idea de abrir un restaurante francés hacia Le Moulin, un espacio donde encontrar productos exclusivos de calidad extra: especias, arroces, legumbres, tés o cafés. La demanda de ciertos hosteleros de estos productos -casi imposibles de adquirir en el mercado nacional- les marcó la senda de lo que acabaría siendo su actual negocio: “trabajar con chefs de restaurantes de alto nivel nos perfecciona y nos exige. Cada vez nos piden especias de mayor calidad y a veces muy raras. Por otra parte hay productos que nosotros tenemos en nuestra tienda de los que ellos no tenían ni idea y al conocerlos los incorporan a la comida, por ejemplo el té ahumado resulta un ingrediente sorprendente dentro de la salsa del pescado”. No pueden desvelar los restaurantes para los que trabajan, tampoco los ingredientes “secretos” que usan estos chefs. Pero no hace falta ser un lince para sospechar sobre la cercanía de uno de los espacios gastronómicos más punteros de Madrid, Triciclo.

Preguntados por alguno de los productos más extraños que tienen, estos originales traficantes de sabores hablan del Sumac, una especia cítrica muy interesante y el Merkén, especia amapuche, un ají ahumado muy difícil de encontrar. Están creando, además, en la planta inferior, un espacio colaborativo de talleres y catas orientado para aficionados a la cocina, productores de cerveza o marcas de vinos.

Entre lo ecológico y lo inesperado, en Le Moulin, lo que está claro es que es difícil aburrirse –Imposible, por otra parte, en un espacio que cuenta con un rincón dedicado a los picantes-.