En el corazón del barrio de las Letras, en plena calle Echegaray, amplias puertas dan acceso al lobby del Gran Hotel Inglés. Un vívido espacio, de altos techos, en el que se brinda por el pasado, por el presente y por el futuro. Recientemente reformado, el hotel se encuentra en la misma ubicación que hace más de 130 años conoció al Hotel Inglés, el primer cinco estrellas de la capital, del que hereda esa presencia decimonónica pero trasladándolo al siglo XX, dotado de un lobby espacio, dinámico y lleno de vida en el que huéspedes y madrileños pueden echar un trago.
A ellos les recibe la barra central, circular, coronada por más de dos centenas de destilados distintos con los que comienza la alquimia entre jiggers, vasos mezcladores y copas. De ello se encarga Miguel “Mike” Fajardo, un barman que sabe hacer confluir la tradición con la vanguardia en cada preparación. Así dispone Lobbyto, el original y evocador nombre del bar, de dos decenas de cócteles distintos con los que se seduce al paladar internacional y al gusto del madrileño.
Abunda el estadounidense, que acude al reclamo de su eterno bourbon y de la nueva ola del vodka, y se presenta el cliente local, que sigue fiel a la ginebra pero cada vez más se adentra en la experimentación. Ahí es donde entra el papel del prescriptor tras la barra, orientando los gustos del consumidor hacia una experiencia coctelera en la que se disfruta a ambos lados del mármol. Por un lado del cliente que amplía sus horizontes gustativo, por el otro el rol del bartender, que se yergue como una figura esencial para entender la nueva ola de la coctelería.
Ejemplo de ello son tragos como el Old Dijon, una revisitación del old fashioned al que Mike da un brío distinto con mostaza, o el Trinidad Sour, que también tiene al whisky como protagonista. A su lado florecen otras creaciones, como Il Loco Professore, que tiene como base un aperitivo italiano a base de mandarina o El ponche del Angelito, de fresca y frutal presencia aunque con un toque burbujeante a base de champán. También se maneja el Negroni con soltura, que se erige como rey del mediodía junto al resucitado vermú, haciendo ver que la barra de Lobbyto es un punto recurrente del buen beber madrileño. Y todo ello sin dejar de lado la presencia del on the rocks o las fórmulas tradicionales como el Tom Collins.
A su lado y compartiendo carta llegan las tentaciones sólidas, perfectas para compartir o para comer con las manos, aprovechando los matices que los destilados pueden encontrar en común con cada bocado. Es el caso del jugoso sándwich de pastrami (que se cocina en el propio restaurante) y queso, o el sándwich BBQ Chicken, que van excepcionalmente bien con cócteles como Lobo Viejo o el mencionado Ponche del Angelito. En esa misma carta, donde encontramos otra decena de sugerencias gastronómicas, podemos embarcarnos en un viaje que nos lleva a ensaladas de reminiscencias del Medio Oriente, como la de falafel, o bocatas de influencia indochina, con suculento pan brioche y cangrejos de concha blanda, con los que sellar un pasaporte cargado de sabor y redescubrir la mucha vida que un hotel genera entre sus paredes.
PD: No dejes de caer un domingo por allí y sumergirte en la loca y divertida atmósfera del Crazy Brunch para comprender por qué Gran Hotel Inglés se ha convertido en un básico del nuevo Madrid.
Calle de Echegaray, 8. Dentro de Gran Hotel Inglés.
Teléfono: 91 360 00 01.
Horario: Todos los días de 09:00h a 00:00h. Horario de cocina ininterrumpido.
Ticket medio: Entre 12 y 16 euros por cóctel. Cocina entre 10 y 15 euros.
Texto: Jaime de las Heras.
Fotos: Nacho Alcalde Ruiz.