Arnaud y Clement son dos amigos franceses que decidieron montar en Madrid un Lobster Bar, un local cuyo objetivo era hacer algo divertido, desenfadado y que acercase un producto como es el bogavante a todo el mundo.
El primero en recibirte el entrar en Lobsterie es Arnaud, con una sonrisa te da la bienvenida a su local. A Clement lo encontrarás en la cocina, ya que es el encargado de hacer realidad los platos que se sirven en Lobsterie.
Con una decoración sobria, en tonos blancos y dorados, Lobsterie es un local informal, abierto a la calle y que te invita a relajarte y a disfrutar de la comida. Mesas altas y taburetes distribuidos a lo largo del local te invitan a sentarte.
El bogavante, el producto emblema de su cocina, es un bogavante azul procedente de Galicia. La razón por la que escoger este producto gallego la tenían muy clara. Y es que en Lobsterie querían ofrecer un producto de buena calidad.
Su carta se basa principalmente en opciones de bogavante, aunque disponen de algún que otro plato sin este crustáceo. Para comenzar una comida en Lobsterie se puede hacer con sus croquetas de bogavante, continuar por su lobster roll, realizado con un pan brioche cuya receta es de ellos pero que es elaborado en la panadería artesanal Amasa; Y terminar con su plato estrella, el bogavante asado, un bogavante partido a la mitad y asado con mantequilla, como tradicionalmente se hace en Francia.
Y para terminar, nada mejor que con el cóctel propio de la casa, un Bloody Mary, que como no podía ser de otra manera, es de bogavante.
A la hora de los postres cada día te sorprenderán, pues no disponen de una carta propiamente dicha, si no que van elaborando sus postres según el día.
Lobsterie es un local que democratiza el bogavante, sirviendo un producto de calidad pero en un ambiente diferente al que estamos acostumbrados.
Calle de Gravina, 17, 28004 Madrid.
Horario: de martes a jueves de 13:45 a 16:00 horas y de 20:30 a 24:00 horas; viernes y sábados de 13:45 a 16:30 horas y de 20:30 a 01:00 horas; domingos de 13:45 a 16:30 horas
Texto: Elena R. Feijóo
Fotos: Nacho Alcalde Ruiz