Dice Javier Rodríguez que de pequeño en el supermercado le hacía escoger a su madre los cereales por el dibujo que aparecía en la caja en vez de por lo que realmente contenían, en ese momento ya sabía que la ilustración iba a desempeñar un papel importante en su vida. Este diseñador gráfico catalán inició su propio proyecto llamado Lobulo tras varios años de trabajo en agencias de publicidad y estudios de diseño. Sus trabajos pueden parecer ilustraciones digitales, pero ya os adelantamos que ningún ordenador ha sido utilizado.
Todo empezó con una postal de Navidad, Javier, en vez de recurrir a editar imágenes con un ordenador, realizó la postal valiéndose de los materiales de los que disponía por casa, colgó la felicitación en sus redes sociales y al poco tiempo los encargos empezaron a llegar. El resultado de las obras de Lobulo es fruto de la paciencia y del virtuosismo de las manos de Javier usando cúter y papel. Cuida al máximo cada detalle, llega a ser tan perfeccionista que si algo no le convence una vez terminado, vuelve a empezar de nuevo todo el proceso, práctica que a veces podría entrar en conflicto con las fechas de entrega que le marcan sus clientes. Pero si gigantes de la talla de Google, Coca Cola o American Express han reclamado su trabajo, es porque lo que hace, lo hace excelentemente bien.
El nombre de Lobulo hace referencia a la relación que existe entre la creatividad y determinadas áreas del cerebro. Desde luego, este artesano del papercraft hace un buen uso de su capacidad creativa, las formas que logra sacar a un material tan simple como el papel son fascinantes. Mirad bien sus obras, os aseguramos que aquí no hay trampa, sólo cartón.
Texto: Gemma García