Los bocatas de toda la vida han empezado a sufrir modificaciones hasta convertirse en un producto gourmet con un millón de posibilidades que van desde un pan de masa madre hasta tamaños sobrenaturales. Hemos reunido a nuestros restaurantes favoritos especializados en bocatas con delivery para que no tengas que buscar más. ¡Allá vamos!
Para entrarle a los bocadillos de este local de la calle San Lorenzo es aconsejable que vengas con hambre, con mucha hambre. O por lo menos con un par de amigos que te ayuden a hincarle al diente a sus bocadillos XXL. José Antonio del Pozo lo pone difícil a la hora de escoger, ofreciendo hasta 17 variedades entre las que destacan el Piggy de pulled pork, aros de cebolla, cheddar, coleslaw y maíz o el Philly con ternera salteada con pimiento rojo y cebolla, queso provolone, jalapeños, huevo frito y salsa BBQ casera de chipotles. Y para acompañarlos, una de sus cervezas artesanas y unas patatas fritas servidas con chili con carne, jalapeños, queso cheddar, bacon crujiente, cilantro y un huevo.
Foto: Diego Díez
Nina y May “tienen pelotas”, y lo siguen demostrando desde 2014 en pleno centro de Madrid. Muchos pensaron que la moda de los bocadillos de albóndigas iba a ser una tendencia pasajera destinada a desaparecer, pero poco sabían que Bolero Meatballs se iba a encargar de mantener estos bocadillos caseros en lo más alto de las esferas del la comida rápida de calidad. Sus albóndigas se hacen con carne de cerdo y ternera, o en su defecto, con pechugas de pollo. También cuentan con una opción vegana (soja, quinoa, amargant, cus cus y shitake) que demuestra su poderío ganándose los corazones de aquellos carnívoros que se atreven a probarlas. Por sí solas están buenas, pero en este caso lo que importa es cuando las meten dentro de un brioche de masa madre y los bañan con salsa de tomate, crema de champiñones o leche de coco y cacahuetes. Ojo a sus redes sociales, que cuando les viene la inspiración se montan bocadillos con ingredientes como cheddar y bacon, bacalao y chili dulce o albóndigas mexicanas con guacamole y nachos de maíz.
Foto: Marcos Ortiz
No está claro si es que porque son «de madre» o porque son creación de Juanjo López de La Tasquita de Enfrente, pero estos bocadillos son el más para reciente motivo para que terminara de despegar la fiebre del bocata en medios de comunicación. Los del Porrón triunfan desde el producto, el elemento fundamental que hace tan popular a Juanjo en su casa y que maneja como nadie en la capital, pero también por las manos que los manipulan dentro de la cocina. Esas «madres» que saben replicar día sí y día también, los mismos bocadillos sin alterar su sabor y jugosidad.
Foto: Diego Díez
Tendencias gastronómicas aparte, El Brillante es y siempre será una referencia en el universo de todo aquello que se denomine bocata. A un lado del museo Reina Sofía y la estación de tren de Atocha, es el bar con la mejor localización posible para atraer a la mejor (y más gastona) clientela posible. Pero no todo es cuestión de su localización, porque la verdadera razón del éxito reside en sus famosísimos bocadillos de calamares que alimentan los estómagos de turistas y locales que se acercan a su mítica barra en busca de calamares frescos y fritos en aceite de oliva. Sus camareros llevan sirviendo el plato estrella desde la pubertad (y algunos de ellos ya rozan la edad de jubilación) y no se cansan de formar parte de un local que los considera parte fundamental de la familia. Desde primera hora de la mañana sirven los bocadillos acompañados de café con leche para luego pasar a las cañas que refrescan el paso de la combinación culinaria más popular de Madrid.
Foto: Mar del Hoyo
Mucho antes de que empezara el bombazo sandwichero en Madrid (léase 2016), Raúl Martín, Isabel y el chef Itamar Taub decidieron darle una vuelta al concepto de sándwich para convertirlo en algo sofisticado y gourmet allá por 2013. Su secreto residía en darle importancia tanto a los rellenos como al pan que los envolvía a todos: haciéndolo con sus propias manos y con harinas ecológicas y masa madre. En Crumb apostaron por un concepto sencillo pero también por un barrio que en ese momento empezaba a convertirse en un punto neurálgico para la concentración de bares y restaurantes con ofertas innovadoras que se mezclaban con bares de toda la vida. Entre sus bocadillos se encuentran los clásicos de pollo de corral provenzal, vegetal con atún, sardinas al sumak, roast beef o porkbelly. Aunque también se la juegan rotando ofertas que van desde guisos de rabo de toro con queso de Quesería Cultivo o manitas de cerdo a baja temperatura con shitakes. Raro es que alguien no salga satisfecho de aquí.
Foto: Jorge Flores
Texto: Paula Móvil