¡Hoy te traemos los mejores bares de almuerzo de Valencia! Lo del almuerzo, ‘esmorzar’ o ‘esmorzaret’, como muchos le llaman, es en Valencia es un emblema que sus vecinos defenderán con la pasión con la que veneran la mismísima paella. Será por eso, o porque la franja del día dedicada este delicioso placer culpable y casi animal se ha convertido a estas alturas en un irrenunciable, que los bares de almuerzo cosen la ciudad de punta a punta.
Después de que una primera selección (Plateselector, los mejores bares de almuerzo de Valencia) se nos quedara corta, completamos este particular mapa de la gula mañanera para que tengas 10 nuevas excusas para convencer a amigos, familia o compañeros de que te acompañen a un buen almuerzo.Y es que esto no tendría sentido si no se hiciera para disfrutarlo en grupo, y de tertulia. En clave local, para que funcione, tiene que haber ‘comboi’.
El almuerzo es también una oda a la tradición gastronómica mediterránea, que ha logrado mantener y reavivar muchas preparaciones tradicionales. Dentro de una buena barra encontrarás habitualmente tortillas de todo tipo, habitas, alcachofas, sardinas, sepia, salazones, coliflor, berenjenas, carne de caballo, cansalada -bacon- o embutidos. Pero avisados quedáis, en combinaciones “almuerciles” no hay límite que valga.
Ahora sí empieza esta ruta que es, además, un recorrido desde intramuros hasta alguno de los barrios con más carácter, aquellos que hace no tanto fueron pueblos engullidos por la ciudad.
El marinero barrio del Cabañal está despertando de un sueño profundo, especialmente en lo gastronómico, y entre los culpables de esta nueva y excitante etapa se encuentra la Aldeana 1927. Concretamente la nueva Aldeana, con Alfonso García al frente de este pequeño local que lleva casi un siglo en pie. Uno de los grandes aciertos del nuevo rumbo de su cocina es sacarle el mejor partido a esos platos y almuerzos de toda la vida, con técnica, saber hacer y cariño. Al encanto de una bodega tradicional, con sus cámaras de madera incluídas, se le suman otras dos ventajas: contar con un almuerzo de una estupenda calidad-precio y tener entre su carta la revisión de aperitivos tan consagrados como coca de dacsa o ‘mulladors’.
Almorzar en los mercados es garantía de éxito, pero si además al llegar te encuentras con un local rebosante como este, sabes que el festín va a ser memorable. La sorprendente variedad de este pequeño bar se debe, como es lógico, a su capacidad de conseguir al minuto el producto más fresco en el tradicional mercado contiguo. Con un pan de calidad y casi tantas opciones de contenido como puedas imaginar, este esmorzar es uno de nuestros imprescindibles. Para terminar como toca, y por si a alguno le quedaba hambre, el café se acompaña de coca de llanda casera.
Los bocatas de calamares de la Piula han ido engordando su fama en los últimos años, y no es para menos. Este bar ubicado en el Eixample, cerca de la plaza de Cánovas, ha convertido uno de los clásicos del almuerzo en una especie de leyenda. Su pan crujiente a penas cierra con la cantidad de calamares o chipirones frescos, rebozados y fritos al momento. Además en la carta encontrarás muchas otras opciones de bocadillo casi a la altura del rey de la casa.
En el corazón del barrio más multicultural y hipster de Valencia se esconde un reducto dedicado al mundano y delicioso placer del ‘esmorzar’. A veces incluso sin plato, envueltos en un papel, llegan a la mesa bocadillos de nombres originales cargados de excelentes carnes y verduras. Y es que lo mejor de estar dentro del Mercado de Ruzafa es ver con tus propios ojos como el producto más fresco llega directamente del puesto a la plancha. De todas las combinaciones hay una que probablemente de deje desarmado y te obligue a entregarte al almuerzo sin miramientos: El ‘Ruzafín’, con carne de potro, cebolla y bacon. Si quieres poner broche al almuerzo, este es un sitio perfecto para pedir un ‘cremaet’ de campeonato.
La reapertura la que desde 1868 se ha considerado la ‘catedral’ de la pilota valenciana, ha sido toda una revolución. A este trinquet, o cancha de juego, se accede por una estrecha puerta en la céntrica y ecléctica calle Pelayo. Gracias a su ubicación o a su fama, este veterano habrá servido en sus años de historia casi tantos bocatas como rebotes han sufrido sus muros. Hoy con un local luminoso y cargado de simbolismo se entrega sin miedos a la modernidad para traducir a una nueva clientela el lenguaje de dos de las tradiciones mejor guardadas: la cultura de la ‘pilota’ y, por supuesto, los almuerzos, sin los que esta no se podría entender. Sofisticados bocatas con nombre de míticos jugadores o una barra con productos de brasa a discreción, vuelven a ser reclamo de decenas de nostálgicos hambrientos cada mañana.
Benimaclet es el lugar en que conviven en armonía la pulsión cultural más bohemia con la sencillez de un barrio que se siente pueblo. Entre los lugares -que hay unos cuantos- donde saciar el apetito mañanero con un buen almuerzo se encuentra el Planeta Azul, y aunque cualquier día sería bueno para saborear bocadillo rebosante, el viernes es tu dia si quieres almorzar uno de los guisos más tradicionales y valorados de la zona: allipebre. Cada viernes a primera hora sale de sus cocinas una enorme cazuela cargada de esta delicia hecha de anguila y patata. De forma casi instantánea, aterrizan a su alrededor más clientes de los que se pueden repartir entre sus mesas y su barra.
Desde hace casi 70 años sirve almuerzos este restaurante de buen producto y mantel de tela que forma parte de la historia gastronómica de la ciudad de Valencia. Su barra, que siempre ha presumido de albergar los ingredientes más selectos, y su servicio cuidado al milímetro, hacen de este en uno de los almuerzos más sofisticados. Pero Rausell, que es perro viejo, también sabe que en esencia el almuerzo es hedonismo sin de cursilerías. Por eso la abundancia y sabor también son marca del ‘esmorzar’ y de las míticas bravas de la casa.
Sociedad Recreativa Casino de Campanar
Como su nombre sugiere, este bar cafetería en realidad ha sido el lugar de encuentro para los vecinos del que fue el antiguo pueblo del Cabañal, hoy integrado en Valencia. Junto a alguna de sus calles de casitas bajas de colores, se encuentra esta construcción de dos plantas que hoy parece un guiño al pasado. Como muchos saben, los pueblos son los verdaderos reyes del almuerzo, y por eso el ‘casino’, juega con ventaja: almuerzos económicos y con las recetas clásicas y con un embutido de buenísima calidad.
Con un local alargado -que parece no terminar- en pleno centro de la ciudad, este es uno de esos lugares que refugia a ejecutivos y gente de traje que sucumben junto al más currela a la gula matutina. Un servicio frenético pero impecable, una impresionante variedad de bocadillos que te devuelven a la vida y un precio excelente teniendo en cuenta la ubicación, son las claves del Trovador.
Texto y fotos: Marta Pascual