La historia es muy antigua y se repite a menudo: un joven talento decide que le ha llegado el momento de cocinar en su propio restaurante, de comenzar una nueva etapa como chef después de haber tenido la responsabilidad de ser jefe en grandes cocinas, con mucho personal a su cargo. Exactamente este es el caso del chef David Couñago, creador del restaurante MalaSangre Food&Club, otro de los ejemplares de la nueva restauración que ha nacido en Vigo y que se está convirtiendo en un fenómeno social. El restaurante es una obra de autor, desde el diseño y decoración a la propuesta gastronómica, que es un derroche de imaginación, técnica y personalidad.
La idea que se ha puesto en práctica se basa en cuatro pilares fundamentales: un escenario en forma de restaurante con un aire barroco en colores alegres y vivos, pincelados por los diferentes ambientes del local; un servicio en sala atento y profesional, propio de la alta restauración; una selección de producto de calidad extrema, aprovechando las temporadas y surtiéndose de la materia prima cercana, tanto en vegetales, como en carnes de D.O. gallegas y pescados de las rías; por último y lo más importante, un estilo de cocina técnicamente perfecto, con prioridad en la estética de los emplatados y una vanguardia que se inspira en la gastronomía clásica.
MalaSangre ofrece diferentes alternativas para degustar su cocina: de lunes a viernes a mediodía un menú semanal de autor, con propuestas que son un reflejo del estilo del chef; la carta, siempre presente, está salpicada por propuestas con aires de aquí y de allí, utilizando producto seleccionado de entre lo mejor de la península ibérica y jugando a veces con tendencias orientales, peruanas, etc.; las sugerencias del día, que están relacionadas normalmente con alguna pieza de pescado salvaje que será preparado como mejor se merezca.
En definitiva, una cocina precisa, muy plástica y potente– también viajera- para dejarse llevar. Una carta de la que apetecería probarlo todo. Delicadezas para empezar como un tartar de atún, tuétano, tirabeques y sésamo cantonés; o una sardina ahumada, torrija de pan de maíz y mostaza de vino; o las sabrosas gyozas de langostino al vapor, coral negro, wakame y emulsión de plancton. La siguiente decisión todavía más difícil… ¿Quizá un pescado de las rías baixas tipo martiño a la plancha, suquet y ñoqui de boniato tostado o un rape negro, crema de tubérculos, tirabeques y mostaza de uva? O algo de carne también gallega, como la croca de ternera, crema de manzana reineta, endivias asadas y polvo de castañas.
La repostería esta tan trabajada como el resto del concepto. Como prueba baste con nombrar la torrija de café, crema de avellana, y helado de natas gallegas o el falso flan de queso cuajado, tierras de cacao y frutos secos.
La selección de la bodega completa una propuesta eficaz y delicada. Muchos vinos originalmente elegidos, con especial atención a las D.O. gallegas, que por algo el restaurante está ubicado en la capital de las rías baixas.
Horario: Lunes-Martes: 13:30-16:00/Miércoles-Jueves: 13:30-16:00 / 20:30-23:30/ Viernes-Sábado: 13:30-15:30 / 20:30-00:00