De tanto en cuando, el placer no entiende de direcciones. Es algo que no suele ocurrir pero, gracias a Dios, todavía no nos han quitado la magia, ni los sitios con magia, ni los sabores mágicos.
Los trucos que más te sorprenden puede que sean los que parten de objetos o situaciones cotidianas: una moneda, un pañuelo, una brisca que se convierte en “¿A que sé qué carta has elegido?”. La expresión reflejada en tu cara es la misma que cuando intentas comprender lo inexplicable de un rodaballo hecho “el rodaballo”, de un pulpo hecho “el pulpo” o de unas gambas que pasan a ser “ las gambas”. Del mismo modo que, cuando lo intentabas, la moneda nunca desaparecía de tu mano, ahora tampoco consigues que estos platos te queden tan buenos. Así que, cuando hallas uno de estos platos y no encuentras explicación a tal fenómeno, se trata de magia y estás en Norte Sur.
Que quién dice pescado dice carne; que el placer no entiende de direcciones ni de tendencias… Y, tampoco, de lo culinario. Si a primera vista parece que todo lo que hay ha salido del mar, se trata de una falacia como la copa de un pino. No subestimes la carne y deja que te sirvan este pecado al punto o muy hecho, como a ti te gusta. Y, como no hay dos sin tres, donde cabe el pescado y la carne, bien recibidas serán también las verduras. Porque no hay mejor acompañante que el que da color sin quitar protagonismo. Y no porque el espárrago triguero tenga nada que envidiar a ese atún nacido de la gloria, sino porque los productos de temporada son como los amantes esporádicos; cuando pase su momento, llegará otro que ocupe su lugar en la plancha.
A veces, el placer no entiende de direcciones y tampoco es exclusivo para un tipo concreto de personas. En Norte Sur, la clientela es tan variada como los productos; incluso diría que casi de tan buena calidad. Y es que el ambiente que se respira es muy divertido, muy sano, muy… ¿Cómo diría yo? Ah, sí. Mágico, muy mágico.
915535153
Horario:
De Lunes a Sábado de 13:00 a 16:00 y 20:30 a 24:00
Domingo de 13:00 a 16:00
Texto: Patricia Valley
Fotos: Esther Boyarizo