Las cabecitas de algunos creadores no descansan nunca, y se imaginan nuevos formatos, distintas propuestas gastronómicas que incorporan algo diferente, o incluso que cubren un vacío existente. Esto es lo que sucede en Vigo con el caso de Melitón Bocadillerías, la nueva criatura de los hermanos Rodal, responsables también del fenómeno The Othilio Bar, una de las referencias de los nuevos tiempos culinarios en Galicia. Melitón nace con la vocación de elevar el concepto bocadillo, de dotarlo de los matices y sabores que la cocina actual puede aportar a este viejo invento que es la comida dentro del pan. Todo esto con el detalle y la atención de un restaurante, en un local de la céntrica calle Luis Taboada que es toda una preciosidad.
El chef Carlos Rodal pone a jugar algunas de sus clásicas recetas y las adapta según la conveniencia, teniendo en cuenta el pan que se utilizará en cada bocadillo: pan horneado artesano hecho en el día, pan bagel, brioche… En una breve pero genial carta se elegirán las ricuras que serán del tipo: bocadillo de salmón marinado con aguacate, mizuna, zanahoria encurtida, huevos de trucha y queso crema, o el muy recomendado de rabo de vaca con cebolla encurtida, mantequilla de trufa, anacardos, sisho verde, espuma de san simón y hojas frescas, o bien el sandwich Melitón Club de salammilla, bacon, queso cheddar, huevo 63º, york, mantequilla de trufa, lechuga, tomate, cebolla. Todo en este plan.
En total hay para elegir unos 10 bocadillos, que periódicamente se irán renovando, todos con el mayor sentido posible, como el clásico de calamares, el irresistible de churrasco o el de secreto. Mucho producto de la tierra gallega, que le va de maravilla a esta idea y que también es una materia prima perfecta para los seis entrantes que completan la carta, para abrir boca o por si a alguien no le apetece pan. Cositas como la ensaladilla Othilio Style o las albóndigas de galo especiadas con noodles y San Simón.
La cuadratura del círculo es el equipo de trabajo liderado por Pablo Rodal, que en sala sabe marcar los tiempos como nadie, para darle a la experiencia bocadillera una entidad superior, con recibimiento de restaurante top y un servicio pausado, elegante y sutil. Incluso la puesta en escena del personal, con unas camisas y delantales fantásticos y unas caras amables en todo momento que es un primor.
Definitivamente, algo único está pasando en Vigo.