No ha sido el primer mercado en reconvertir su interior para ofrecer comida pret-à-manger. Esta mutación se ha vivido ya en muchas capitales de provincias, auspiciada por el abandono de estos populares centros de comercio. Pero si algo destaca del mercado madrileño de San Fernando es que mantiene su esencia original; en lugar de rehacerse por completo, como ocurrió en el más famoso Mercado de San Miguel, sus puestos tradicionales (carnicerías, pollerías, fruterías…) conviven con los jóvenes restauradores que han ido tomando el relevo. Con un ambiente relajado y familiar, cuenta con locales de cocina nacional e internacional para saciar la demanda de unos comensales cada vez más globales.
Nada más llegar, lo mejor es dar una vuelta para tomar el pulso de sus locales y distinguir nuestras preferencias. “La casquería” nos sorprende a lo largo del recorrido, aquí se compra al peso pero no comida, sino de libros. En el puesto 31, “La Sal” presenta un amplio abanico gastronómico: pastas y salsas italianas de Garofalo, producto gallego, una buena selección de legumbres, especias e incluso encurtidos. En “La Pistola”, huele a pan recién horneado, el mismo que muestran en su vitrina junto a empanadas caseras y bollería variada. En “Washoku”, uno sacia el antojo de comida nipona: recomendables son sus gyozas y los inaris (tofu frito relleno de arroz).
En “Komoenkasa” ofrecen raciones de comida casera, como unas sorprendentes albóndigas con salsa de almendra que te transportan directamente a Marruecos. Otra barra de comida tradicional es “Bond 40” –atención que concentra a un montón de parroquianos los fines de semana-, donde es de rigor pedir sus croquetones, o puedes salirte de la norma optando por un suculento solomillo a la pimienta. También tradicional, pero de cocina griega, es “Exargia, donde despliegan todos los manjares de esta parte del Mediterráneo. Aquí acertarás con su tapa de dolmades (hojas de parra rellenas de arroz) y olivas negras. Si eres fanático de las cervezas artesanas, hallarás en este mercado un buen templo: en “La buena pinta” trabajan unas 200 referencias que rotan constantemente.
También por sus pasillos se viaja por toda la península, de La Rioja a Granada (“Por su puesto”), de Galicia a Extremadura (“Lo mejor de mi tierra”). Todos estos locales ofrecen raciones del embutido o queso que se te antoje cortado frente a tus ojos para comer en el momento -o para llevar a casa, por supuesto-.
El mercado de San Fernando funciona como una concentración de puestos de comida callejera pero bajo un mismo techo, donde si se va en grupo, todos ven satisfechos sus antojos culinarios.
Nota: Los domingos puede estar más concurrido porque coincide con El Rastro.
Mercado de San Fernando
915272512
Abierto: De lunes a viernes de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 21:00
Sábado: 10:00 – 17:00 / Domingo: 11:00 – 17:00
Texto: María Díaz del Río
Fotos: Jorge Flores