Entre tanta querencia por las modas, cuesta encontrar autenticidad en los nuevos locales que aterrizan en la ciudad. Una de las últimas, llamar gastrobar a cualquier pastiche. Por eso, cuando encuentras un lugar en el que el nombre está más que justificado, es una bocanada de aire fresco. Así es Mo Gastrobar: un lugar que es casa, con un producto de diez.
MO Gastrobar, con poco menos de un año de vida, es el proyecto de Moncho y de su familia. Después de trabajar como chef en varios países, volvió a trabajar en Valencia. Hasta que un día, su hermano y su cuñada vieron un local que se había quedado libre y le sugirieron comenzar su propio proyecto gastronómico.
Y justo ese toque familiar se percibe en cada detalle del establecimiento. Desde la alacena que preside el comedor, hasta las obras de arte que inundan una de sus paredes, ya que su madre Rosa Padilla es pintora y a ella pertenecen algunas de las obras que pueden disfrutarse.
Pero no nos desviemos del tema: hemos venido a hablar de gastronomía. Y por eso volvemos al inicio. En este caso el concepto de gastrobar está sobradamente justificado en cada plato de su carta, desde los entrantes a la carta de postres: platos tradicionales, producto de temporada, pero con una pequeña vuelta de tuerca, sin pretensiones.
Para abrir boca, la ensaladilla es una opción refrescante y diferente a la tradicional, con huevo poché cocinado a baja temperatura y bonito casero. La tradicional sepia, aquí se sirve a la japonesa: una deliciosa sepia de mercado, acompañada de mayonesa de teriyaki y wasabi. Otros entrantes fríos en los que predomina el producto sin artificios son la ensalada del kiosko, con tomate de temporada y ventresca, las anchoas del Cantábrico o la mojama de atún.
Si hablamos de entrantes calientes, te costará decidirte. Si quieres ir a lo seguro, uno de los grandes éxitos es el Huevo MO: huevo cocinado a baja temperatura, con cremoso de patata, secreto ibérico y aceite de trufa. Las patatas MO también son una buena opción, con la textura perfecta y acompañadas de salsa brava casera, con un toque de kimchi, y salsa de gorgonzola. Las piruletas de blanquet son otro de los divertimentos del chef: embutido con tempura cuyo resultado es delicioso.
En los platos principales encontrarás abanico ibérico trinchado con verduras a la plancha, entrecot angus y lingote meloso de cordero con salsa de yogur en cuanto a carnes. El bacalao confitado con pisto y la corvina a baja temperatura forman parte de los pescados. Si tu apuesta son los arroces, en su carta encontrarás del senyoret, arroz negro, de bogavante, langosta, paella de pollo y conejo. Aunque si prefieres uno menos habitual, destaca el arroz con secreto ibérico, setas y ajitos tiernos.
El punto final de la visita pasa por su carta de postres caseros. Brownie de chocolate, tarta de zanahoria o cheesecake con confitura de frutas son algunas de las opciones. Aunque si buscas algo distinto, escoge la torrija de horchata y leche merengada. Deliciosa.
El ambiente es acogedor y relajado, aunque la clientela del local varía en función de la hora del día. A mediodía suele haber trabajadores de oficinas y negocios cercanos que hacen su pausa para disfrutar de su menú del día, con entrante, principal, bebida y postre o café, por 12’90. Por las noches, el ambiente suele ser más relajado, mientras que los fines de semana en palabras de Moncho “casi nos convertimos en una arrocería”, con familias o grupos disfrutando de la buena mesa.
Calle Pintor Ricardo Verde, 1, 46010 Valencia.
960 07 07 68
Horario: De martes a sábado: 13:30-16:00 / 20:00-24:00. Domingo: 13:30-16:00. Lunes cerrado
Precio medio, entre 20 y 30 euros.
Texto: Inma Sánchez
Foto: Laura Torres