La cocina de Carla Guerra da a una luminosa terraza del barrio de Ciudad Naranco en Oviedo. En el alféizar de la ventana reposan varias verduras que una vecina le ha regalado y proceden de su propia huerta, otras han sido compradas en el mercado del Fontán, donde se acerca cada sábado. Nos dice: “Procuro no comprar en grandes superficies, y en la medida de lo posible, que todo lo que consumo sea ecológico”.
Carla, que ya se ha transformado en Nahual, prepara una crema de guisantes secos con cilantro y tofu marinado, el primer plato de su menú de hoy. El ambiente es distendido, charlamos y tomamos vino de Burdeos, pero para alguien que mueve su cocina por locales, mercadillos o ferias, cocinar no siempre es una actividad relajada y a veces las situaciones son adversas. Recuerda una feria gastronómica al aire libre: “El último día se levantó una fuerte ventolera y la verdad es que la situación se volvió muy complicada. Resolvimos pero nos costó sudores”.
Continúa con un Tajine de verduras con ciruelas y trigo bulgur, y es que su recetario tiene sabores de todo el mundo. “En realidad, me gusta investigar y probar, y cuánto más lo hago descubro países con una riqueza gastronómica impresionante, como Armenia, Holanda o Senegal”. Lo mismo sucede con la música que suena en su cocina, un ingrediente muy importante para ella y que añade a modo de banda sonora en su blog. “Al igual que un plato te puede hacer viajar a un determinado lugar por sus sabores, creo que también, o por lo menos para mí, tiene su propia melodía. En muchos casos se corresponde con las sensaciones o recuerdos que me vienen a la hora de prepararlo y comerlo, y en otras ocasiones con canciones propias del país de origen de la receta”.
Sus manos pasan de los platos de la cocina a los que se encuentran en la mesa de mezclas para ejercer de DJ, actividad que viene realizando desde 2006. Folclore japonés o de India, grandes dosis de garaje y muchas bandas locales, perfectas para el postre que ha elaborado: frixuelos crujientes rellenos de compota de manzana. Los frixuelos son un postre típico asturiano parecido a los crepes franceses que suelen ir rellenos de dulce, crema o helado, una receta perfectamente adaptable a la cocina vegetariana. Aunque Carla no le teme a nada y se arriesga a llevar a su terreno la comida asturiana, compuesta en muchos casos por ingredientes de origen animal. “Es bastante más fácil de lo que se puede pensar. Hoy en día tenemos muchos recursos a nuestro alcance para poder sustituir la carne o el pescado: tofu, seitán, algas, setas… con un poco de imaginación y ganas puedes preparar un plato igual de sabroso que el tradicional”.
Y es que hasta el más carnívoro se convertiría en vegetariano bajo el influjo de la comida de Nahual, tanto es así, que su perra ya mordisquea una zanahoria en el suelo de la terraza.
Texto: Daniel Acevedo
Fotos: Laura Meixús