Los seres humanos somos una especie indudablemente social, y la gastronomía no es una excepción a esta afirmación. Por lo que respecta al término “especie”, necesitamos nutrirnos. Y, por otro lado, como “seres sociales” necesitamos creer, necesitamos cuentos, relatos y tradiciones con los que alimentar nuestra mente. Nogal es un restaurante que, además de un excepcional sabor, proporciona historia, y esto es capaz de trascender todo disfrute organoléptico.
Los sabores básicos, como es bien sabido, son el dulce, amargo, salado, ácido y la reciente incorporación: el umami. Pero si existiera un sexto sabor, sin duda, sería el de las historias. Sabor presente en cada rincón de Nogal. Un restaurante que ha sido capaz de conectar los alimentos a las experiencias, y estos a las personas.
Localizado en el barrio El Fort Pienc, sirven comida tradicional catalana desde 1980. Las excepcionales habilidades en la cocina han sido parte de la herencia que Esther, quien regenta el restaurante actualmente, ha recibido de su familia, una herencia culinaria que ha sido capaz de captar y preservar la esencia y sabor del local.
Un establecimiento que, bajo la sombra de un precioso nogal, se transformó en bar y con el tiempo pasó a ser restaurante. Una antigua lechería, cuya piedra original todavía recubre las paredes, de las que cuelgan decoraciones que los vecinos y clientes asiduos han ido regalando a Nogal a lo largo de los años. Unas paredes llenas de recuerdo entre las que podrás sentirte como en casa, siendo este el principal objetivo de Nogal.
La última incorporación ha sido el concepto revolucionario de Tap Station. Esta permite que la cerveza sea acabada en el mismo restaurante, sirviendo por ende, cervezas totalmente exclusivas que no pueden encontrarse en otro establecimiento. En España tan solo existen 52, entre las que incluímos a Nogal y su oferta de 6 cervezas únicas. Incluso, de vez en cuando, traen a un sommelier, como a Nacho Bruned, dando la oportunidad de degustar todos los secretos que esconde la cerveza, un jugo aparentemente sencillo lleno, en realidad, de mil matices por descubrir.
Cualquier hora y día es ideal para probar sus excepcionales croquetas, unas auténticas bombas de sabor, sus tablas de embutidos, su brocheta de lomo con verduras a la brasa, sus caracoles en salsa picantona, cazuelas de garbanzos, el cochinillo asado o el rabo de buey… Todo digno de ser destacado, y no olvidando los postres, tal y como la piña con crema catalana, que harán que te vayas con un buen sabor de boca.
Horario: Todos los días de 9h – 23h.
Precio medio: 25 euros
Direccion: c/ Diputació, 412, 08013 Barcelona
Fotografía: Ruth López
Texto: Estefanía Garcés