Begoña Rodrigo, sentada en la imponente barra central que preside Nómada me confiesa el secreto: “Yo solo quería viajar, así que cuando empecé en esto pensé: es genial, porque si se cocinar no me va a faltar trabajo en ningún país del mundo. Lo que pasó después fué que me enganché a la cocina”.
El nombre ya lo avisa, este restaurante viene con mochila a la espalda y mapamundi en mano. Este nómada tiene predilección por Tailandia y su inmediatez, pero habitualmente se deja seducir por México, Perú, Indonesia, India y también por África -de donde trae los tubérculos y la manera de trabajar los frutos secos-. Pero este viajero impredecible también recuerda el camino de vuelta a casa: esa tierra donde los arroces difícilmente ceden su trono.
Nómada es un juguete goloso en manos de Begoña, una chef con 12 años de experiencia en La Salita -su imparable restaurante gastronómico-, y más batallas de las que nos caben a la mayoría en una vida. Ella es puro carácter, inspiración, fuerza y arte… Y sus dos locales tienen mucho de todo eso. Nómada viene a rescatar el espíritu -y alguno de los platos- de la primera Salita: “cuando abrimos se pretendió hacer una cocina muy global, pero en ese momento no lo entendió ni Dios”. Y como era de esperar, no podía faltar en este nuevo proyecto su sello de identidad: encurtidos, salazones, cítricos y amargos.
En lo alto de un taburete y con la mirada clavada en los fogones, hornos y demás “cacharros” de cocina, apetece, y mucho, cualquiera de los platos de esta carta internacional. Un llamativo pan chino verde que parece la versión punk de nuestra tortilla de camarones, una causa con boquerones y plátano macho o un Bao negro de calamares en salsa mery para abrir boca. Quien no quede fuera de juego con las generosas raciones, podrá continuar con alguno de los platos más contundentes, como el pastrami casero sandwich club o un arroz meloso de cochinita pibil con allioli de remolacha -Un espectáculo cromático y gustativo- ¿Postre? La Seta Pasión es uno de los más divertidos y además está de muerte.
Muchos desconfiamos aún al pisar un restaurante en una zona comercial, pero esta vez, por tu bien, déjate los prejuicios en casa. Nómada es un verdadero oasis. Un local irreverente flanqueado por plantas tropicales y salpicado de colores. Un souvenir atípico de un destino lejano, tribal y salvaje. Mármol, latón y cerámica valenciana hecha a mano visten al epicentro de Nómada: una cocina sin tabiques ni fronteras, como su carta.
Centro Comercial Bonaire, Local 7. Aldaia, Valencia
Horario: Lunes y domingo de 13:00 a 17:00. Martes a sábado de 13:00 a 17:00 y de 20:30 a 24:00.
Texto y fotos: Marta Pascual