Nuria Díaz Ibáñez vino a México a trabajar en un largometraje para encargarse de la parte gráfica y desde entonces, ya han pasado once años. Su inconfundible trazo se puede ver en numerosos carteles de películas así como en varios muros de las calles de la ciudad, en su reciente exposición en la galería Vértigo o en su libro, por enumerar algunos ejemplos.
Cual hada madrina granadina es capaz de convertir en arte todo lo que toca; basta darle un lápiz punta fina 0.3, un pincel o hasta un rodillo para que la magia suceda. Según el ánimo y la varita que emplee, consigue resultados y estilos muy diferentes, cada uno dotado de alma e intención. Las ilustraciones hablan por sí solas y son un reflejo de su actitud ante la vida. Sentido del humor, empeño y emoción. Un cocktail muy poderoso que deberíamos implementar en nuestro día a día.
Hablamos con ella para que nos desvele algunos secretos de su magia con la comida.
Un restaurante
Hay un lugar oaxaqueño que me encanta, en el centro de la Ciudad de México, casi en la esquina de Luis Moya con Avenida Independencia. La gente lo conoce como el Restaurante sin nombre, en su fachada no hay cartel y tampoco lo encuentras en redes sociales, ni siquiera tienen página web. Es delicioso. Hacen un tamal de mejillones único y original, un conejo en salsa que me recuerda a las comidas que las mamás preparan con buen sazón. El lugar es pequeño e íntimo, la vajilla es de barro rojo oaxaqueño, me aventuro a decir que son del mercado de Tlacolula, piezas hechas a mano. En su conjunto permite disfrutar de un cachito de Oaxaca en pleno centro de la Ciudad de México.
Un plato
Me encantan los huevos al comal sobre hoja santa de la Ex Hacienda de Tlacochahuaya en Oaxaca, donde el chef venezolano Frederick Jiménez te deleita con estos huevos estrellados, frescos, ecológicos y de sus propias gallinas. Y si están acompañados de pan casero de masa madre, este desayuno es más delicioso. Si además tienes la suerte de que haya pesto recién hecho, se convierte en un bocado sublime.
Un producto
Sin duda, la hoja santa y el chepiche, son sabores únicos oaxaqueños. El chepiche yo lo he probado sólo en las tlayudas, no estoy segura de que se utilice para otros platillos. Es como comer un cachito de campo. Por supuesto también los chiles en México son únicos, pero si tengo que elegir uno, el piquín es mi favorito, pica poco y tiene un dulzor intenso.
Un trago
No soy mucho de tragos pero siempre que voy a Sesame en la Colonia Roma Norte, en la Ciudad de México, pido Pomelo tonic. Me gustan mucho los sabores frescos y con un toque asiático. Este cóctel tiene toronja, jengibre, cardamomo, miel y agua tónica. Es perfecto para olvidarte de los problemas del día, prepararte para la cena y compartir mesa con tus amigas.
Si nos invitaras a cenar a tu casa ¿qué cocinarías?
Me gusta preparar comida andaluza, porque me complace que mis amigos prueben platos de mi tierra. Pero casi siempre que vienen a casa me piden salmorejo (con huevo rallado encima y unos trocitos de jamón serrano) o gazpacho, ajo blanco… depende del día. Luego para suavizar un poco los sabores a veces preparo Remojón Granadino. Es una ensalada fría de patata hervidas, aceitunas negras, bacalao seco (previamente desalado e hidratado) cebolleta, huevos duros, naranja, pimientos rojos secos asados y aceite de oliva. Todo bien picadito y revuelto es muy rico, sobre todo si te gusta mezclar dulce y salado. De este plato hay muchas variantes según la zona, pero a mí me encanta también hacerlo sólo con bacalao, cebolletas, piñones y orejones troceados. Es una delicia con un buen vaso de vino tinto.
Entrevista realizada por Livia Arroyo Cella
Fotos cedidas por Nuria Díaz Ibáñez