Oganyo es “el aquí y el ahora”. Y dicho así parece sencillo, pero es que en el Oganyo de Karlos Moreno y Lourdes Reyna, el aquí es honesto y comprometido con la tradición, y el ahora es una vibrante declaración de amor al movimiento, al cambio.
Esta es la apuesta de este tándem de autoexigentes que lideran un barco en el que sólo reman manos expertas, desde la repostería hasta la coctelería pasando por la sala. Lo hace posible un equipo joven, unido y con muchas ganas ofrecer algo único.
Lourdes, que conoce bien la escena culinaria de la ciudad, es la empresaria que marcó el rumbo para que este proyecto se convirtiera en algo rotundo y auténtico. El nombre se lo puso Karlos, el chef, con un logo a medio camino entre la letra “ñ” y la “ny”. No parece casual la elección después de probar la cocina de este extremeño formado en el Basque Culinary Center y cada vez un poco más enraizado en la huerta valenciana y en el mar Mediterráneo.
La desbordante creatividad de este joven cocinero y su compromiso con la temporalidad y los pequeños productores son la razón de ser de una carta mutante. “De buena mañana han llegado unos sepionets impresionantes de la lonja de cullera y los hemos incorporado”.
Además del producto más fresco, local y de temporada -como la clóchina valenciana- Oganyo tiene elaboraciones que en pocos meses se han popularizado con el boca oído. Entre ellas, un delicado paté de campaña casero con chutney de piña y cebolla; las vieiras a la parrilla con seta, cardo y coliflor -puro goce- o la presa ibérica con boniato BBQ y piquillos.
Alguno de los platos más frescos, como la ensalada de arenque, remolacha, aguacate braseado y feta, o la de crema de ajada con ventresca de atún son una de las sorpresas más gratas. En la carta, otras delicias, como la burrata casera o los tacos de jarrete de cordero lechal. El listón se mantiene alto en los postres con una codiciada tarta de queso de la abuela o las texturas y el intenso sabor del pastel de chocolate malta y algarrobo.
No se puede negar que la carta desprende cierta alergia al aburrimiento, y la sala -y todo lo que en ella sucede-, son cómplices de esta fiesta. Fela Almenar creó un maravilloso espacio con las ideas de Karlos y Lourdes: está inundado de plantas, colores industriales y terrosos, texturas naturales, libros y enormes botes de cristal con todo tipo de verduras encurtidas. Juan Carlos Padilla hace magia con la coctelera, una de las apuestas fuertes de Oganyo, en una majestuosa barra que se funde con la sala, una cocina abierta y un amplio obrador de postres.
Una sala que ya ha acogido presentaciones de libros, una masterclass de coctelería y música en directo. Este equipo, que se estrenó en Mui, en la Rambleta, ha aprendido a crear platos pegados a la cultura, y parece ya no pueden entender la experiencia culinaria sin todo lo que la rodea. La experiencia, el entorno y la momento son ingredientes que se combinan con elegancia, sin artificios, para hacer de Oganyo un lugar donde pasan cosas, donde sentirse vivo, donde volver.
C/ Bélgica nº 30, 46021 Valencia
Horario: De Lunes a viernes 13:00h-16:00h / 20:00h-01:00h. Martes 13:00h-16:00h.
Fotos y Texto: Marta Pascual