Alojado en un edificio clásicos en el centro de Oporto (Rua da Fabrica), los azulejos blancos y azules que cubren la fachada del restaurante Ostras & Coisas son un buen marco para sus mostradores llenos de mariscos y pescado fresco, su especialidad.
Los interiores del restaurante son muy elegantes. Dividido en dos pisos, el piso que está a la altura de la calle tiene una barra de mármol cuadrada estilo bar en la que se puede comer o picar algo y también algunas mesas. El comedor del primer piso es una declaración de buen gusto. Manteles blancos, mesas redondas y sillas clásicas y elegantes bañados en la luz natural que entra por los grandes ventanales que hay a lo largo de la sala.
El menú depende de la pesca del día –todo el producto que sirven es salvaje- y aunque tiene muchas opciones no todas están disponibles siempre, por lo que es mejor preguntarle al camarero antes de decidir qué pedir. Éste te enseñará el pescado disponible en ese momento en una tablet conectada a una cámara que está situada justo encima del mostrador en el que todo el pescado y marisco está a la vista. Si prefieres la vida real a la virtual también puedes simplemente acercarte al mostrador –en el primer piso- y elegir.
El marisco incluye ostras, zamburiñas, cangrejos, percebes, gambas, bogavantes, langostinos… mientras que el menú de peces tiene opciones como cherne, rodaballo, lenguado, salmonete, lubina o sargo. Los peces se presentan en un carrito en bandejas enteros y será el camarero el que lo sirva en el plato, ya sin espinas. El pescado se acompaña de patatas y verduras, como brócoli. También merece la pena probar el arroz de marisco y del apartado de tapas, la feijoada de chocos (alubias y chocos) que sirven con arroz.
Los postres incluyen, entre otros, flan con vino Porto y mousse de chocolate. El menú de vinos está a la altura de sus platos y merece la pena dejarse recomendar.
Precio: Platos principales a partir de 20 euros
Horario: Lunes: cerrado / Martes a Jueves 12 a 11pm/ Viernes y sábado: 12pm a 2am/Domingo: 12-4pm
Texto y fotos: Mónica R Goya