Pablo Otín nació en Madrid, aunque la mayor parte de su vida la vivió en Sevilla. Aún así, ha pasado por bastantes sitios: Paraguay, Madrid, Londres, y ahora, finalmente, ha decidido afincarse en Málaga trabajando con la productora Modular. Su desarrollo profesional y personal ha navegado dentro del diseño y el mundo audiovisual, como la dirección del documental «Mansilla«. También publicó un fanzine de relatos el año pasado, junto al ilustrador Jeice 2 y el diseñador Abel Martín. Ahora prepara una nueva colección de relatos y sigue trabajando a diario dejándose los ojos delante de la pantalla de un ordenador.
Un restaurante
No me sabría quedar con uno solamente. A mí me obsesiona un poco el tema de la cocina japonesa, la verdad. En Sevilla te diría el «Nikkei Bar» de calle Calatrava o «Los Palillos», que aunque no son cocina japo estrictamente, están bastante conseguidos y la carta es estupenda en ambos.
Ahora llevo una temporada establecido en Málaga y aquí tienen un sitio muy curioso; «Rocío Tapas», donde, aunque viendo la estética del local no te lo pudieses imaginar, ponen uno de los mejores sushis que he probado. El chef parece ser que es una eminencia y usan productos locales, que es la clave.
Un plato
Ya te digo que lo oriental es lo mío. Sushi en todas sus variantes, pero también me tira el mundo dim sum. Y bueno, el gazpacho, que es el mejor plato del mundo y no tengo problema en discutirlo con quien opine lo contrario.
Si vuelvo de un concierto o del cine, la cena es pizza de la nevera.
Un producto
La pimienta negra.
Un trago
Vermut, por favor. ¡Y cerveza también!
Si nos invitaras a tu casa a cenar ¿qué nos cocinarías?
Ahora que es verano, algo que no dé mucho calor. Ensalada con queso y frutos secos. Algo de hummus. Lo más importante para una cena con invitados es la música.
Fotografía: David Triviño