2009, posiblemente el peor año de la historia para ser un recién licenciado en Arquitectura. Eso es lo que le pasó a Víctor Aleñar, que decidió dar un giro a su vida y cambió la mesa de diseño por la tabla de cortar.
Así es como nació Pajarita, un restaurante en Malasaña que tiene en su esencia el espíritu creativo y diferenciador de una de las zonas más originales de la capital. La idea de Víctor era y es hacer un restaurante divertido, el típico sitio donde irías en una primera cita. La realidad es, que además de eso, va gente de toda clase, cocineros famosos incluidos.
Seguramente vayan atraídos por la decoración (se nota que hay un arquitecto detrás) y sobre todo por la comida, como por ejemplo la Coca guanajuatense, las Quekas (Quesadillas de champiñon en chipotle con pesto de pipas y pico de gallo) los Huevos divorciados, el Baozi de cactus (sí, cactus), las Bombitas de camarón, la Pulparepa (laminas de pulpo sobre milhojas de patata confitada en pimentón dentro de una arepa de tinta de calamar) o el Baozi de cebón, también conocido como el Rolling Stone porque recuerda a los labios de su logo. De postre Cotton cake (Tarta de queso ligero con mousse de aguacate) y Papa Francisco I (Mousse de chocolate negro con bizcocho ligero de cacao y avellana).
A lo largo y ancho de la carta se notan dos cosas, una deliciosa influencia sudamericana y asiática y las ganas de sorprender y hacer que la gente pase un buen rato pagando un precio mucho más que razonable.
Pajarita lleva abierto un año y medio, solo cierra los domingos por la noche y tiene por delante un gran futuro.
Pajarita
Teléfono: 91 591 73 10
Precio medio por persona: 25 euros
Texto: Francisco Castillo y Leticia Michelena
Fotos: Daniel Muñoz