La familia ‘perruna’ del grupo RanTanPlan vuelve a crecer. Si primero fueron Teckel, Pointer y Chow-Chow, ahora llega a Madrid Pomerania. En apenas dos años de existencia, este prolífico grupo de restauración, convierte en oro todo lo que toca y hace que sus restaurantes se pongan de moda al poco de abrir.
En RanTanPlan han explorado las cocinas del mundo: internacionales en Pointer, japonesas en Chow-Chow y ahora mediterráneas con toque nórdico en Pomerania. El restaurante, situado en el que fuera el antiguo Café Saigón (ahora en la calle Velázquez), en plena calle María de Molina, acaba de abrir sus puertas en un mega espacio con capacidad para 200 comensales y tiene todas las claves para triunfar: espacio, ambiente y comida. El interiorismo, a cargo de María Villalón, se ha concebido como un gran restaurante de dos plantas, en los que la luz se cuela por cada uno de sus enormes ventanales. Lámparas de latón, muebles de madera y vegetación, dan al restaurante ese punto ‘hygge’ tan buscado en el diseño de los países nórdicos.
En la cocina, con el chef Gonzalo Menéndez a los fogones, han creado una carta apta para todos los gustos, en la que se cuelan platos estrella de sus hermanos mayores, como son la lubina a la sal de Pointer o los flamenquines de calabaza de Teckel. Las demás propuestas pasan por una selección de entrantes fríos con tiraditos, pokés o la atípica ensaladilla rusa Pomerania a la que han dado su toque añadiéndole un carpaccio de carabinero por encima, esencia de gamba, curry rojo e ikura de salmón. Entre los entrantes calientes, destacan unas sabrosas croquetas caseras de jamón o de guiso de carrillera y curry, las verduras hipster a la brasa con salsa «romescu» (las llaman así porque utilizan verduras fuera de lo común como la judía china, kale, bimi o apionabo) y los tacos de cochinillo balinés con manzana verde encurtida. Y después, ¿arroz, pescado o carne? Tienen opciones para satisfacer todos los paladares. ¿Qué te seduce más? Un socarrat de carabineros y setas, raya a la mantequilla negra o el original solomillo ‘not wellington’, que a diferencia del tradicional, aquí no lo cubren de hojaldre sino que lo presentan tal cual con una demi-glace, jugo de chalotas y foie congelado que laminan por encima.
Si has dejado hueco para el postre, no te puedes perder su tarta cremosa de queso Idiazábal o algo más light y refrescante, como la fruta de temporada con sopa de clorofila, de la que destinan 1 euro a la Fundación Aladina.
Calle María de Molina, 4, Madrid
Teléfono: 910 884 550
Horario: De lunes a domingo de 13:30h a 16:00h y de 20:30h a 0:00h.
Texto y fotos: Macarena Esrivá