Siempre hemos relacionado el azafrán como condimento en algún plato de comida sobre nuestra mesa, por ejemplo la paella. Pero lo que no todo el mundo sabe, es que el azafrán no sólo ha tenido un uso culinario en la historia, sino que posee una larga historia como fármaco.
En nuestro país, el azafrán puede encontrarse generalmente en las provincias de Ciudad Real, Cuenca, Albacete y Toledo. Por lo general, se trata de zonas con un paisaje llano y un clima muy seco. Pero a la vez son lugares muy privilegiados, ya que durante el mes de septiembre es todo un lujo ver los campos repletos del color morado de la flor del azafrán y un aroma dulce que nos engancha.
En la antigüedad, el azafrán era utilizado como remedio contra la melancolía o para facilitar algunas actividades como el canto. En la actualidad existen evidencias de que ayuda a proteger los riñones, los ojos y el corazón. Y aunque estos efectos ya eran conocidos desde la Edad Media, es ahora cuando los científicos se han interesado en estudiar cuales son sus efectos en los estados de animo de las personas, ya que lo definen como una especie de narcótico. Un poco caro, eso sí.
Os preguntaréis, ¿qué tiene el azafrán que influye tanto en el estado de ánimo? Pues al parecer está compuesto por crocina, crocetina, responsables de su color, y safranal, responsable de su color.
También se han llevado a cabo estudios con personas que padecen alzhéimer, revelando algunos resultados positivos sobre su memoria. Y aunque no está del todo claro cómo actúa sobre el cerebro, no dudan que posee algo positivo y lo recomendarían como antidepresivo.
Puede que antes, sólo lo conocieras por sus usos culinarios, pero es mucho más que eso, quizás sea el motivo por el que lo encontramos a un precio tan elevado.
Texto: Elena Olaran
Fotos: Creative Commons