El carácter curioso e inquieto con el que se autodefine Rafa, chef de Kuoco 360º, se refleja bien en su cocina.
El ritmo de los platos lo marca Latinoamérica, pero el baile de ingredientes no se limita a esas coordenadas. Lo explica el propio apellido de este restaurante casi, casi recién nacido en el barrio de Chueca. Lo de 360º no es ni casualidad ni una temperatura elevada de cocción. 360º significa fusión. Un viaje alrededor del globo con Europa y Asia como protagonistas secundarios o casi coprotagonistas, de la carta.
La experiencia en Kuoco 360º arranca con una serie de “platos para compartir” que buscan (y encuentran) la “explosión de sabores”. Con un bocado de Wonton crujiente, por ejemplo.
7 potencias es la versión refinada de una receta típica de las playas de Venezuela, país de origen de Rafa y Andrés, la otra parte del tándem que ejerce de anfitrión y explica de manera muy didáctica la historia de cada plato. 7 potencias es frescura, la que da el producto recién sacado del mar; su razón de ser: animar el espíritu, tanto si estás bajo el sol abrasador de la costa caribeña venezolana como en el centro madrileño. No solo es conocido por este nombre, aunque sí es el más naíf. Rompecolchones, Vuelve a la vida, Levanta muertos son otras de las alternativas. El porqué lo explica muy bien Andrés, preguntadle. (Pista: el aire afrodisíaco del marisco…).
También encontramos mucho sabor a mar, pero en este caso de otro océano, el Pacífico, en el Chupe, una sopa peruana con un caldo de langostinos servido en mesa que combina a la perfección con cualquiera de sus blancos.
Y cerramos el capítulo marino, estrenando a la vez la segunda parte de la carta (la de los platos principales), con una deliciosa corvina muy bien casada con cada uno de sus acompañantes. En Kuoco 360º se cocina solo pesca salvaje. Dependen, eso sí, del mercado, por eso es interesante preguntar por lo que hay ese día fuera de carta. Siempre es una buena opción para el que repite visita y quiere probar cosas nuevas.
Entre los ocho principales, hay dos tipos de arroz: caldoso, de aire asiático, y meloso, preparado con dos clases de setas. Para los carnívoros, Rafa y su equipo elaboran -aquí el verbo no podría ser otro-un cordero cocinado en 12 horas a baja temperatura.
Todos los platos del chef son pedacitos de lugares vividos, una mezcla de recuerdos que ha querido traer hasta Madrid. Se busca un cliente fiel que encuentre en la carta lo que no ha intentado ni buscar. Y parece que funciona. Las felicitaciones de los comensales a la salida del restaurante dan prueba de ello.
No olvidéis dejar un hueco para el postre. Aunque cueste.
C/ San Bartolomé, 14, 28004, Madrid
Horario: de martes a domingo de 13.30 a 16.30h y de 20.30 a 24h
Precio medio: 20-25€ (Aceptan reservas)
Texto: Beatriz Domínguez Cao
Fotos: Miriam Barral