Empujados por la curiosidad, atraídos por un neón luminoso y contagiados por el genoma Pla; terminamos conociendo a la pequeña de la casa: Pepa Pla. Un bar de vinos naturales descarado enraizado a una epidemia gastronómica provocada por unos progenitores culinarios que se extienden al Eixample barcelonés.
Una propuesta desenfadada herencia de unos padres acostumbrados a compartir y beber. Todo ello en un espacio de luz tenue, mesas altas y cocina abierta que incita a pimplar y tapear en compañía.
Un romanticismo latente e imperecedero arraigado a sus cuatro paredes que cobra protagonismo. Legado propio de la vieja librería que albergaba en tal preciado local y que durante años fue el hogar de Ramón, bibliotecario ficticio de una historia veraz, atavismo de un emplazamiento reconvertido en Bistro.
En Pepa Pla cuentan hasta con su propio Barnatorio, una pequeña necrópolis donde yacen los restos de sus vinos ingeridos por comensales sedientos de afán de protagonismo. Una auténtica recogida de dedicatorias a una noche especial.
Conocemos a Camila Espinosa, babysitter de Pepa Pla y nuestra guía particular, quien nos lleva de mano en una aventura gastronómica que comienza con una caballa marinada con apio y tomate, acompañada con puré de apio e hinojo crudo laminado.
Su carta, una lámina con una variedad de tapas y platillos de todo el mundo. Y es que Mario Catanio, de origen italiano, y Rodrigo Alfaro, Chef mexicano; son los encargados de darle vida a su propuesta gastronómica. Una cocina de recorrido, de aquí y de allá, con aires mediterráneos y sabores sudamericanos.
Mientras aguardamos impacientes nuestro siguiente plato típico de Hiroshima, un pizza Okonomiyaki, foie y mayonesa japonesa; Camila aprovecha para llevarnos al huerto ¡LITERAL! Sembrado que utilizan Rodri y Mario para darle color y aroma a sus platos.
El siguiente bocado es un jarrete de Wagyu al vino tinto que se deshace en boca. Y para terminar, un bocadillo de pulpo con Romesco, alioli y acelgas, que llega con otra de las recomendaciones de Camila; un vino blanco ecológico suave que potencia ese sabor a mar en nuestro paladar. El toque dulce lo pone su brioche relleno de chocolate y frambuesa, topping de crumble y merengue. Una bomba para la cual nos ayudamos con un vino dulce perfecto para digerir esta delicia.
La genética gastronómica de estos tres socios da nombre a este nuevo Ser culinario que ocupa un lugar especial entre nuestros favoritos. Pepa Pla, el acogedor hogar del vino, el romanticismo y el sabor. ¡Viva la Pepa!
Carrer d’Aribau, 41, Barcelona
Horario: Martes y Miércoles de 18h a 00h / Jueves 18h a 00:30h / Viernes y Sábado de 13:30h a 16:30h y de 19h a 00h / Domingos y Lunes cerrado
Precio medio: 30€
Texto: Alejandro Moneva
Fotos: Anel González