Rioba es el nombre del nuevo restaurante del Poble Sec dirigido por el argentino Eduardo Marchesi y el vasco Ekaitz Sáenz, dos buenos amigos que se conocieron en Barcelona y tienen más de 15 años de formación y experiencia en el mundo de la restauración.
Hablan de Rioba como su «segundo hijo», el primero es Koska taverna, un bar de pintxos que ya lleva varios años de trayectoria en la concurrida calle Blai. Rioba, sin embargo, tiene un concepto muy diferente al primero, basado principalmente en la cocina de mercado.
«No nos gusta encasillarnos con un tipo de cocina, nos gusta hacer lo que nos gusta comer y beber, y no nos conformamos con poco.»
La de Rioba es una cocina sencilla, cercana, «sin etiquetas» pero con mucha técnica, donde el producto de temporada es el principal protagonista. Es por esto que la carta se centra en la elaboración de pocos platos de alta calidad que cambian manera periódica. «La idea es aprovechar los productos de temporada y maltratarlos lo menos posible, tocarlos poquito y que destaquen por su calidad» reafirma Ekaitz.
Con respecto a las técnicas utilizadas en la cocina, Eduardo comenta que en un mismo plato es posible encontrar hasta 4 o 5 tipos de cocciones diferentes. Destaca, por ejemplo, la cocina al vacío, a baja temperatura, a las brasas y los encurtidos. Una cocina que se ve claramente influenciada por sus orígenes y experiencias.
Llega a la mesa el primer representante de Rioba, tomate feo de tudela con ajos tiernos a la brasa y guindillas de ibarra fritas, un plato que de «feo» tiene poco y de sabor muchísimo. Le siguen unos raviolis de txangurro, suaves de textura e intensos de sabor, todo un descubrimiento para el paladar.
Continuamos con el peix del día, que en este caso es una corvina cocinada a baja temperatura y acabada a la brasa con un bulgur con toques cítricos, zanahorias mini y espárragos trigueros. Y nos dejamos sorprender con el Tuétano y gamba roja, una combinación que no deja a nadie indiferente.
Terminamos la tanda de platos principales con una costilla de vaca glaseada, cocinada a 65 grados durante 24 horas, de textura tan suave que se derrite en la boca. El plato viene acompañado de una ensalada de melocotones a las brasas, encurtido de rabanito y zanahoria. La representación perfecta de la mezcla de técnicas que hay detrás de cada plato de Rioba.
Y como no nos podíamos ir sin probar el postre cerramos con piña, coco y lima, un bizcocho de lima, piña cocinada a baja temperatura con romero y crema de chocolate blanco y coco. Como si esto fuera poco llega también un chocolatísimo que consiste en un cremoso de chocolate negro, ganache de chocolate con leche, brownie y crema inglesa con azafrán.
No solo su tipo de cocina nos enamora, también lo hace el espacio. Cocina a la vista, luz natural que entra desde el techo, paredes con ladrillo a la vista. Un ambiente moderno y a la vez muy cercano, que conversa a la perfección con el tipo de comida que ahí se sirve.
Un festín de platos y sabores, que lejos de ser pretenciosos, llaman mucho la atención por sus texturas, combinaciones y formas de preparación. Una cocina honesta y cercana que sin duda alguna vale la pena ir a probar para hacerse una idea propia de lo que es Rioba.
Horario: Martes a sábados de 20:00 a 23:00 horas, sábados y domingos abierto de 13:00 a 15.30 horas
Precio medio: 35€
Texto: Kathrin Behrens
Fotos: Anel González