En un principal de la calle Mallorca se levantan los cimientos de la nueva aventura del Grupo Kafka y del Grupo Confitería. Una asociación gastronómica encargada de revivir el privilegiado espacio que ocupó el mismísimo Beltxenea, un restaurante de raíces vascas que cerró hace unos años.
El reconocido poeta austríaco Rainer de Rilke da nombre a este espacio culinario de ambiente romántico y literario. Un viaje al pasado, época de burgueses, de salas amplias y patios refinados. Un salto al siglo XX, era de las grandes casas, donde Rilke se consolida como un lugar de culto en la ciudad condal. Su amplia sala, un jardín interior que cuenta con su propia representación de la Venus de Milo y su, ya incondicional, coctelería estilo Speakeasy; acompañan a lograr ese estilo clásico tan pronunciado.
Un éxodo gastronómico que cuenta con su propio patrón. Rafa Peña (Gresca) y Jaime Tejedor son los encargados de darle vida con una carta a base de producto, donde escasean las moderneces. ¡Directa al paladar!
Ojeamos la carta, sorprendidos por su caligrafía e imagen, y nos encontramos una selección escueta de platos que nos ponen las cosas muy fáciles. Cuatro o cinco platos de cada entre fríos y calientes; carnes o pesados. Abrimos boca con sus croquetas de cocido, Nem de tartar de atún y un huevo a baja temperatura con setas y jugo de pollo. Una sutil forma de comenzar nuestro periplo de sabores.
Continuamos con una escudella de pescado, fina y sabrosa. Como dice Enric, no podemos irnos sin probar su canelón de faisán. Hacedle caso porque se derrite en boca. Su parmentiere con mollejas de ternera, ostras y cebolla tampoco se queda atrás, el favorito de Lito. Al segundo nos traen nuestros tres últimos platos; una caballa con berenjena y crême fraiche, la terrina de ternera con alcachofas y su cochinillo ibérico con calabaza y patatas.
Un viaje gastronómico por una elegante cocina catalana con aires renovados que termina con un flan de azafrán con sorbete de naranja y espuma de almendra; y un cremoso de chocolate acompañado con helado de Frangelico, Praliné y espuma de caramelo.
Sin duda, una auténtica experiencia en un emplazamiento histórico que conserva mobiliario original de sus antepasados, además de un pequeño escondite donde resguardarse en esas noches más canallas. El peso de la historia es el legado que dejamos al resto, y eso lo saben muy bien estos dos todoterrenos gastronómicos.
Rilke, un oasis silencioso en medio de tanto ruido donde guarecerse para disfrutar de una cocina sencilla elaborada con cariño. No podíamos despedirnos sin una pequeña mención al gran trovador que da nombre a este preciado restaurante: “Vivo la vida en círculos crecientes que se extienden sobre todas las cosas. Quizá no sabré completar el último, pero voy a intentarlo”. Lírica y gastronomía en Rilke Barcelona.
Carrer de Mallorca, 275, 08008 Barcelona
Horario: Martes a jueves de 13.30 a 2 horas / Viernes y sábado de 13.30 a 3 horas
Precio medio: 40€
Texto: Alejandro Moneva
Fotos: Anel González