Cada año en febrero, cuando con frecuencia el periodo más duro del invierno ha pasado, Rosendals Trädgård reabre sus puertas una temporada más. A partir de entonces, encontrar el momento para visitar este oasis en medio de la ciudad se convierte casi en una obligación para propios y extraños.
Desde 1982, este jardín está gestionado por una fundación que ha reformado los invernaderos dándoles una segunda vida. Uno de los edificios ha sido transformado en un vivero donde los visitantes tienen la oportunidad de llevarse a casa una muestra de la esencia de Rosendals. Otro alberga un café en el que cada ingrediente que se sirve es producido de forma local y orgánica. Incluso con un poco de suerte y si el tiempo lo permite, es posible que las hortalizas vengan de uno de los huertos biodinámicos que se encuentran alrededor.
Su menú no se distingue por su extensión, pero sí por la calidad de sus productos. Durante el almuerzo la oferta suele reducirse a tres platos, uno de ellos vegetariano, que cambian en función de la temporada. En los meses de otoño e invierno, sirven al menos una opción de carne o pescado y una sopa. De marzo a octubre, la carta incluye además, una ensalada contundente. También es posible elegir entre un gran surtido de panes y dulces clásicos suecos como Kanelbullar Hallongrottor o Kokostoppar, procedentes de la panadería que forma parte del conjunto de Rosendals.
La visita acaba casi de forma obligada con un paseo a través del parque de Djurgården. De vuelta en la ciudad, la sensación de tregua desaparece, pero resulta reconfortante saber que sólo con volver sobre nuestros pasos podemos sumergirnos de nuevo en ese santuario de paz que es Rosendals Trädgard.
Rosendals Trädgård
Rosendalsterrassen 12, 115 21, Stockholm
Teléfono: +46 (0) 8 545 812 70
Horario:
Febrero a Marzo de 11:00h a 16:00h (cerrado los lunes)
Abril-Septiembre de 11:00h a 17:00h
Octubre de 11:00h a 16:00h. Fin de semana hasta las 17h (cerrado los lunes)
Noviembre-Diciembre de 11:00h a 16:00h (cerrado los lunes)
Precio: 15-20 euros aprox.
Texto: María Solares
Fotos: Marta Vargas