Cafetería Sakona

Llueve en Donosti, y una vez más te calzas las botas, te abrochas el chubasquero y corres por el puente de Gros como si no hubiera un mañana. El viento no te deja ver mucho, pero te llega un aroma a café recién hecho que despierta a la bestia. Siguiendo tus instintos más primarios giras en la calle del río Urumea y te encuentras con Sakona, el templo del café en San Sebastián.

Entras en el local y lo primero que te sorprende es la luz y esa tranquilidad, fuera hacia un día de mierda, pero dentro se tiene ese sentimiento de ojo del huracán, de calma dentro de la tormenta. Te acercas a la barra y si el olor es lo que te había atrapado, la vista te confirma lo que ya sabías. Aquí se toman en serio esto del café. Una estantería con premios, otra con libros y máquinas de café y una tercera con café en grano para comprar. Porque en Sakona no sólo sirven café, ellos mismos lo seleccionan, lo tuestan, lo muelen y lo extraen. Al controlar ellos mismos todo el proceso son capaces de darte uno de los mejores cafés de la península.

Pides un café de filtro que preparan en una Kalita, es un Kenia con aromas cítricos y una acidez que te deja la boca limpia y con ganas de más. Lo acompañas con un brownie, jugoso y crujiente. Chocolate, café y limón explotan en tu boca. Seguro quieres más, así que te recomendamos llevarte un paquete de café para poder seguir disfrutando de Sakona en casa. Un consejo: si les dices la cafetera que usas habitualmente pueden moler el café en la medida perfecta.

Y es que si hay alguien que sabe de café en Donosti, ese es Javier García. Ha sido cinco veces campeón de España de baristas y quedó en cuarta posición en los mundiales de Colombia. Comenzó tostando café en Irún para más tarde abrir un pequeño corner en The Loaf, la maravillosa panadería de la Zurriola. Funcionó tan bien que dos años después abre Sakona, la cafetería.

Desde allí mejora día a día la vida de los donostiarras con pequeños chutes de energía en forma de cafeína. ¡No te lo pierdas, nos lo agradecerás!

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