«Desde Santurce a Bilbao vengo por toda la orilla, con la falda remangada luciendo la pantorrilla, vengo deprisa y corriendo porque me oprime el corsé, voy gritando por las calles: ¡Quién compra! Sardinas frescué. Mis sardinitas qué ricas son son de Santurce las traigo yo».
La gente que hace las cosas bien, si pone todo su empeño en ello, destaca entre las multitudes. Lo mismo pasa con aquellas que son capaces de encontrar un hueco en el mercado con el cual destacar entre una inmensa y monótona oferta gastronómica. Así es el caso de Santurce, un modestísimo bar en los alrededores del mercado del Rastro (destino turístico de cada domingo para algunos y el paraíso de las tostas y los encurtidos para otros) y toda una institución en lo que a comer sardinas se refiere.
Madrid no tiene playa y sin embargo, todos los mejores pescados y mariscos de España se reúnen en esta capital para ser distribuidos a lo largo y ancho de la península (y el mundo). Pero pocos son los que se quedan finalmente aquí para nuestro deleite. Es por ello que Madrid no es conocida como un destino dónde encontrarlos con la facilidad con la que se encuentran lugares para comerse unos callos o un cocido. Y ya de sardinas asadas, ni hablar.
En lo que respecta a chupeteo de crustáceos en versión low cost, es fácil dar bares como la La Paloma de la calle Toledo, el recurso de todo moderno y señora de barrio, para aliviar el antojo a ostras o a gambas a la plancha, pero lo de encontrar un sitio donde se especialicen en sardinas es toda una odisea en los alrededores del barrio de La Latina. Santurce en cambio, ha aprovechado esa escasez de maestros espeteros y de pescados a buen precio para atraer, desde 1977, a una clientela a la que poco miedo le da enfrentarse con un batallón de espinas traídas directamente desde el Mediterráneo con tal de tener la oportunidad de engullir esa caparazón de carne tierna y asada que la cubre.
Siguiendo de cerca su pasión por las sardinas, en Santurce también se le hacen muchos mimos a los pimientos del Padrón, el otro producto en el que se apoya la popularidad del bar y que siempre se sirve con unas heladas jarritas de cerveza.
Todos los domingo Santuce, como era de esperarse, suele estar bastante lleno y la entrada se mantiene exclusivamente abierta a aquellos madrugadores a los que una cerveza a deshoras no le hace competencia al café con leche de por la mañana o a los que, no dudan en rozar codos para tener la oportunidad de darse el mejor de los aperitivos. Aun así, el que quiere puede, así que todo es armarse de paciencia y valor para lograr un hueco en la barra… o si no, volver un día entre semana con la tranquilidad que requiere el degustar una buena sardina.
Plaza General Vara del Rey 14. Madrid, 28005
Precio: sardinas €3,90
Tel: 646 238303
Horario:
Mar-Sáb: de 12 a 16h
Dom: de 9 a 16h
Texto: Paula Móvil
Fotos: Diego Díez