En algunos países como Italia, el consumo de agua con gas es muy habitual, pero en nuestro país no lo es, o al menos, no lo era aunque sí es cierto que en zonas del país como Cataluña, es más habitual consumirla. Se ve que el contenido de carbónico favorece en la digestión y el aumento de apetito y es una forma de beber de forma más saludable.
Este tipo de aguas pueden contener de manera natural el gas o bien haber sido reforzadas. En cualquier caso, habrán pasado por una serie de controles para asegurarnos que sus componentes y su estado es el adecuado para su embotellamiento y posterior ingesta.
Desde ahora, esta bebida se podrá ver en nuestras mesas en su estado puro o también aromatizadas. Su consumo ha incrementado por la mentalidad saludable que estamos adquiriendo, tratando de sustituir a los refrescos azucarados y reducir el consumo de alcohol.
¿Qué otras razones tenemos para comprarla? El agua con gas también nos ofrece muchas opciones en la cocina. Cuando combinados algunas de nuestras elaboraciones con un poquito de ella, podemos obtener mejoras de aspecto, sabor y textura en nuestras comidas. Os damos algunas ideas para que os animéis a probarlo.
En masas de todo tipo, bizcochos, tortitas, crepes…, reemplaza un poco de leche por agua con gas y verás que el resultado de tu masa es mucho más ligera y esponjosa. Añade un poco en el agua de la cocción de tus vegetales para que adquieran un color y un brillo mucho más bonito, además de hacer que se cocinen más rápido. Y úsala para rebozar o empanar y consigue más crujiente y que sea más ligero, ya que el gas no permite que las grasas se absorban con tanta facilidad.
Además, no te lo vas a creer, pero parece que en Corea, país líder en cosmética y belleza, desde hace años que han comenzando a usarla para la piel. ¡Como oís!.
Así es, al parecer el agua carbonatada, es ideal para la limpieza y exfoliación de la piel, aportando una gran luminosidad a tu rostro. Pero, ¿Qué es lo que la diferencia de una agua mineral sin gas?
Pues al parecer la que contiene gas tiene menos piedra caliza que la normal. Al no contener partículas sólidas, se ve que irrita menos la piel, lo que la hace ideal para las personas con pieles más sensibles. Eso sí, para la limpieza es necesario aplicarla directamente sobre la piel previamente lavada.
A día de hoy, las empresas de cosmética aún no han optado por su incorporación y estudio de sus propiedades, pero quién sabe si en el futuro… Por ahora nos limitaremos a beberla.
Texto: Elena Olaran
Fotos: Creative Commons