Sugoi

Brasil y Cataluña unidos para dar vida a Japón. Algo tan aparentemente inverosímil se hizo realidad gracias a la unión del chef Saulo Meireles y la estrella de natación Gemma Mengual, que tras varios años de amistad, decidieron ser socios, además de amigos, y juntaron esfuerzos para abrir un restaurante japonés.

Partiendo de la base de la cultura nipona en la que prima el purismo y la búsqueda de la excelencia, decidieron bautizar a este nuevo proyecto como Sugoi, es decir, «el resultado de un trabajo bien hecho». El concepto lo tenían muy claro desde un principio y han tratado de mantenerlo intacto hasta día de hoy: trabajar producto local con técnicas y bases japonesas. A partir de aquí, la carta se ha ido creando en constante cambio y desarrollo. Al mantenerse fiel al producto local y de temporada, el comensal siempre encontrará platos nuevos además de los que se mantienen intactos y son conocidos como insignia de la casa.

Una amplia oferta de sushi, makis y sashimi elaborados a su propia manera. Una muestra de ello es, por ejemplo, la mezcla de sabores que encontramos con los makis de mar y montaña que combinan pescado con foie o con los spicy tuna en el que predominan notas de picante. En cuanto a texturas, las anémonas en tempura ofrecen un original contraste con el crujiente del rebozado y un interior que se deshace. Por el contrario, aquél que busque el plato de la tierra reversionado no se puede perder la coca de anguila ahumada del Mediterráneo con escalivada o la coca con tomate, toro confitado, espárragos trigueros y olivada. Finalmente, en cuanto a los postres, el helado y el mochi de té verde dan los matices dulces a estos bocados de espíritu asiático.

Con una carta de platos tan cuidada, el sumiller Jordi Durán es el encargado de mantener la carta de vinos amplia, variada y dinámica. No quiere que el cliente se encuentre con la oferta típica e intenta sorprender siempre con nuevas incorporaciones y piezas selectas y especiales.

Todo esto sucede en el interior de un local con un espacio diáfano en el que predomina la madera, iluminado con lámparas de origami y con una barra central que da protagonismo a los maestros del sushi. Fuera, una terraza con pufs, sillas, cojines y un barman especializado que se encarga de cerrar la noche con cócteles clásicos y otros remasterizados.