Salirse tanto del circuito gastronómico de Madrid puede ser peligroso, pero no tanto si conducen los hermanos Sergio y Roberto Hernández. Y es que cuando abrieron Latasia en Paseo de la Castellana 115 les dijeron lo mismo, “cuidado que os vais muy lejos del centro”, y tienen lleno diario. Ahora han arriesgado más, han abierto Taramara junto a Campo de las Naciones, y bien merece una excursión.
‘Producto, criterio y sabor’, ese es el lema que rige Taramara. Ya lo practicaban en el primero, pero aquí lo anuncian a bombo y platillo para que no queden dudas. Y a todo esto, Sergio Hernández lo deja muy claro cuando nos sentamos a la mesa: “Esto no es un ‘Latasia 2’, es Taramara y aunque nuestro sello identifica a ambos restaurantes, son diferentes, tienen personalidad propia”. Damos fe de ello.
En carta encontramos un par de platos de Latasia que atienden a las demandas del público que ya conoce a los Hernández: la Ensaladilla Latasia y el Ceviche Latasia. Aunque sean dos clásicos es imprescindible pedirlos, al menos el ceviche (a nuestro juicio), equilibrado y fresco, a base de corvina, ají amarillo, maíz cancha y crema d camote (batata). Siempre triunfa.
Ya metidos en la carta de Taramara propiamente dicha, encontramos ese sello del que hablábamos: guiños a Perú, Singapur, a las dos puntas del mundo donde han vivido y trabajado los hermanos. Muestra de ello es el Tartar de zamburiña con zamburiña y gambas picadas y huevas de pez volador. También el Sam de Panceta hecha a baja temperatura y aliñada con miel de miso, mayonesa de chipotle, albahaca y cilantro. La sirven sobre una hoja de lechuga para comerla con la mano. Ya es un hit, pero mejor comerlo en confianza, la salsa cayendo por la mano y las ganas de chuparse los dedos hasta la muñeca no conviene en una primera cita.
A pesar de las influencias del mundo, es cierto que aquí hay más presencia de nuestra tierra en platos como el Lagarto ibérico salteado con aretes tiernos y cebolletas encurtidas. Un plato muy jugoso por imperativo de la propia carne, un corte del cerdo llamado también “cordón del lomo” con bastante veta. Podría considerarse de toda la vida si no fuera por los curtidos que le dan un punto diferente. Y en el Arroz meloso con panceta ibérica, trigueros, setas y lascas de bacalao al pilpil. Dos platos tradicionales en uno que casan perfectamente. El pilpil recuerda en textura al alioli típico de las paellas y el bacalao pone el punto de sal a un arroz de tierra bien sabroso.
De postre, más tradición. Torrija de brioche con helado de caramelo que, frente a la tradicional, resulta más cremosa. Y otro clásico, la Tarta de zanahoria con crema de zanahoria y helado de yogur que sirven reconstruida, con gracia y sabor (el bizcocho merece un tiento). Y a todo esto, la carta es perfecta para compartir y caer tranquilamente, porque no hay turnos, uno puede disfrutar tanto como guste, sin prisa alguna. El restaurante también invita a ello, un sitio acogedor y luminoso. La zona de barra con mesas altas se presta al picoteo. A ambos lados, dos salones acristalados con sofás circulares y sillas tapizadas de terciopelo y en uno de ellos, una moderna chimenea de nogal con leña a los lados que dice “bienvenido a casa de los Hernández”.
Avenida de los Arces, 11, 28042 Madrid
Telefono: 910 58 11 21
Horario: Restaurante: comidas de martes a viernes de 13:00 h a 16:00h; sábado y domingo de 13:30 h a 16:30h. Cenas de martes a jueves de 20:00h a 23:30h; viernes y sábado de 20:00 h a 00h. Bar de martes a jueves de 13:00h a 00h (cocina 23:30h); viernes y sábado de 13:00h a 01:00h (cocina 00h); domingo de 13:00h a 16:30h.
Texto: María G. Aguado
Fotos: Nacho Alcalde Ruiz