Teje y Maneje, una taberna con aire urbano

Dos locales en uno. Así se podría definir Teje y Maneje, una taberna urbana situada en la calle Ponzano con dos zonas claramente diferenciadas: la barra y los reservados. En esta taberna, tradición y modernidad se entremezclan. Una barra de madera y mármol, unas paredes pintadas y con azulejos y una carta llena de platos de toda la vida como las croquetas, la ensaladilla rusa o las rabas de Cantabria.

Este local es perfecto para disfrutar de un vermut, de un vino o de una cerveza, pues el buen ambiente no falta en el local. Un espacio que invita a relajarse, a ojear su carta y a comenzar a picotear algunos de sus platos. Unos platos sencillos pero bien elaborados.

Teje y Maneje es una opción perfecta para disfrutar de un plan informal. Su carta reducida es perfecta para picotear, convirtiéndolo en un local al que acudir a la hora del aperitivo o después de trabajar. En su carta encontrarás imprescindibles de barra como la Gilda o las patatas bravas. Pero también otras opciones como la tosta de ventresca, cebolla caramelizada y pimiento asado o el cazón en adobo con ali oli de pimentón de la vera.

Este local destaca por centrarse en la barra. Una barra alargada en la que poder sentarse a beber o comer. Al final de la barra se encuentra la otra parte del local, dos reservados completamente independientes, perfectos para una reunión de hasta 10 personas o un reencuentro entre amigos en los que quieras estar aislados del resto de comensales que se puedan encontrar en el local.

El interiorismo de Teje y Maneje recuerda a una cervecería de principios del S. XIX, con un estilo Art Decó que traslada a los felices años 20, donde la famosa ley seca sacaba la creatividad de los locales en Nueva York para poder vender bebidas alcohólicas. Teje y Maneje ha sabido combinar ese estilo con el alma castiza de las tabernas madrileñas; un espacio en el que se mezcla un ambiente industrial con toques de sofisticación y elegancia.

Teje y Maneje es una opción para volver a disfrutar de los buenos tapeos, de los vinos y del vermut. Un local en el que dejarse llevar y compartir buenos momentos sin mirar el reloj. Una taberna en la que poder volver a improvisar planes en la barra o reencontrarse con amigos en los reservados independientes para disfrutar con mayor tranquilidad.