Junto a la Basílica del Mar, en ese pequeño rincón del Borne, se esconde el nuevo restaurante de este grupo familiar de restauradores. Un local en el que predomina una destacada influencia navarra por parte de la madre de Maria y Xavier; capitanes de este proyecto gastronómico.
Abierto hace escasos cuatro meses, Telefèric Born es el hermano pequeño de una familia de cuatro restaurantes con más de 25 años al timón de este barco culinario con aires mediterráneos. Aquí hacen culto a la herencia de sus padres, un legado gastronómico que comenzó en Sant Cugat y hace un par de años cruzó el charco para instalarse en San Francisco.
Si llevas idea de picar algo, tomarte una copita de vino y continuar turisteando por el barrio; Telefèric Born es el lugar perfecto. Un espacio gastronómico que se las da de restaurante, con un concepto renovado de pinchos. Todos sus bocados salen de cocina en donde se cuida hasta el más mínimo detalle. Una selección de lo mejor de la cocina asiática y catalana en pequeños bocados.
Su decoración nos sorprende al pisar el interior. Un espacio singular, con una amplia barra de la que cuelgan sus copas y lucen algunos de sus pinchos. A esto súmale un par de plantas colgantes, unos cuadros bonitos, un toque contemporáneo y un teleférico que recorre el restaurante de lado a lado. Y es que una peculiar historia se esconde detrás de ese teleférico, un juguete suizo que re-nombró su primer restaurante de Sant Cugat y acabó por convertirse en su sello de identidad.
Ojeamos su carta y el estómago comienza a rugir, hambriento y deseoso de cada uno de los bocados que nos sugiere. Nos aventuramos con sus tortitas de maíz con Tataki de atún, mayonesa de chipotle, aguacate y puerro frito. Tampoco puede faltar su Bao de carrillera ibérica cocinada durante 24 horas en salsa Hoisin y polvo de cacahuete. Icono de su influencia asiática con toque nacional.
Si nos permitís una recomendación, su pincho cremoso de manchego y cabra con aguacate, salmón y mango habla por si solo. Y el de Foie a la plancha caramelizado con confitura de cebolla roja y cereza es de lo mejorcito de la ciudad. Terminamos con su pulpo a la gallega con patata y trufa; y sus cremosos raviolis con pato confitado y salsa de setas. De esos que te incitan a rebañar el plato.
El toque dulce lo pone una cremosa de cheesecake con copitos de avena. La manera perfecta de terminar nuestra velada en un local donde predomina esa relación vasco-mediterránea en cada uno de sus platos. Un restaurante moderno donde disfrutar de una cocina de producto a devorar en bocados pequeños. ¡Un recital vasco en el corazón del Borne!
Plaça de Jacint Reventós, 08003 Barcelona
Horario: Todos los días de 11 a 24 horas
Precio medio: 25€ (Opción menú mediodía de L – V)
Cenas de grupo: 30€ por persona
Texto: Alejandro Moneva
Fotos: Anel González