Con solo entrar a The Greenhouse olvidas que te encuentras a pocos pasos del centro de la ciudad condal. Pasas el umbral que divide el Hotel Pulitzer con el recién inaugurado restaurante, cambia el escenario y el bullicio exterior desaparece. Sientes que, sin darte cuenta, tomaste un avión y llegaste a un lugar atemporal con aires nórdicos, de ambiente cálido y a la vez familiar.
Lo primero que nos llama la atención es la ambientación del espacio. Plantas que cuelgan del techo y de las paredes, lámparas modernas que recorren el lugar con su luz cálida y tenue, y grandes ventanas y espejos que iluminan y llenan el ambiente de luz natural. Un lugar lleno de detalles que en su totalidad dan la sensación de estar en medio de en una suerte de invernadero.
A cargo de la cocina se encuentra el reconocido chef australiano Damien Bolger, que nos cuenta sobre el concepto que está detrás de la carta y del lugar. «Cocina creativa con productos de proximidad y de temporada» es la descripción precisa de lo que es posible encontrar en The Greenhouse. Platos donde los verdaderos protagonistas son las verduras y una cocina creativa donde la selección y el tratamiento del producto son claves para lograr sabores puros.
Bolger habla con tanta pasión y convicción sobre la idea que envuelve esta nueva cocina que con solo imaginar los platos que describe se nos hace la boca agua.
No hay que confundirse cuando decimos que las verduras son las protagonistas, The Greenhouse no es un restaurante de comida vegetariana. Los productos del mar y las carnes también están presentes a lo largo de la carta, pero de una forma diferente a lo que estamos acostumbrados y sobre todo muy original.
El primer plato que llega a nuestra mesa es una ensalada de tomates de temporada, jugo de fresa fermentada y albahaca. Tomates de color rojo intenso que saben a verdaderos tomates (valga la redundancia), un plato para deleitar tanto la vista como el paladar.
Continuamos con el plato estrella de la noche, Brassicas, pomelo, emulsión de mejillones y aromáticos. Un plato que hace oda al color verde y que juega con los sabores cítricos, dulces y el umami. Lo saboreamos de principio a fin, sin querer que se termine.
Terminamos la tanda de primeros y segundos con un plato de Tupinambour, dátiles, kumquat y jugo de carne. Sabores suaves y delicados que se potencian con el jugo de carne y generan un interesante contraste con el sabor frutal y ácido del kumquat.
Llega el momento del postre y las expectativas son altas tras la increíble performance de los platos ya presentados.
Churros con helado de haba tonka y fresas fermentadas con albahaca y lima se presentan en nuestra mesa. Dos postres deliciosos y totalmente diferentes entre sí para cerrar con broche de oro una increíble experiencia para el paladar.
En resumen, una cocina que nos invita a probar ingredientes desconocidos y a dejarnos sorprender por su fusión de sabores que cambia cada temporada.
Todo esto bajo un ambiente relajado y distendido con un servicio del 10. Un lugar para volver, sin duda alguna, una y otra vez.
Precio medio carta: 40€
Menú degustación (8 pasos): 60€
Menú de mediodía: 16,50€
Horario: Lunes a viernes de 13:00 a 16:00 y de martes a sábado de 19:30 a 00:00
Texto: Kathrin Behrens
Fotos: Anel González