Eugenio tomaba poco té al momento de su primer viaje a China. A duras penas podía comunicarse pero logró comprar sin saberlo, muy buenos tés. Llegando a casa los probó uno a uno, y descubrió maravillado sabores desconocidos que lo marcaron. Es ahí donde comenzó una exhaustiva investigación que culminó en una conclusión definitiva: era imprescindible traerlos a México.
En Tomás son conscientes de que las papilas gustativas mexicanas están acostumbradas a sabores fuertes, lo que les dificulta cuando menos al inicio, apreciar la sutileza de su producto. Por eso, dentro de su oferta incluyen tés enfocados a paladares exigentes y tés orientados hacia los más refinados. El menú es un código impreso en contenedores metálicos que distingue la camelia sinensis de las tisanas, o la mezcla de ambas, lo que simplifica la tarea tanto del buen conocedor como la de los curiosos aventurados. Asesoran oralmente a sus clientes al momento, dependiendo de sus gustos personales y del humor con el que los visitan. Se crea de esta manera un diálogo que permite no sólo la degustación, sino un intercambio social que a Eugenio le interesa promover en sus establecimientos. Para él, Tomás es un oasis de calma dentro del caos urbano, con un enfoque fuerte en diseño y respaldado en gran medida por las redes sociales.
Los tés blancos vienen de China y tienen un sabor delicado. Los verdes son chinos o japoneses, y excelentes antioxidantes. Lo que los diferencia es que los primeros cortan el proceso de oxidación en un wok y los segundos con vapor; tiene sentido. Los oolongs son desintoxicantes, de origen taiwanés y parecidos a los verdes. Los negros son los más concentrados en teína, que a diferencia de la cafeína, tiene al inicio un efecto menos fuerte y más prolongado. El pu- erh es un te rojo de la provincia de Hunan. Es bueno para el ánimo y quema la grasa, a condición de que el estilo de vida lo propicie. Para los chinos, según Eugenio, todo es un tema de balance de energías que manipulan a través del te. Así como hay enfermedades energéticamente calientes y frías, hay tés que las contrarrestan restableciendo el equilibrio interno. El Rooibos es una infusión isotónica que viene de Sudáfrica, y el mate lo trae de Argentina.
Lo que recomiendan en Tomás es un maridaje tridimensional que depende del clima, del sabor del te y de los alimentos que eventualmente podrían acompañarlo. En una mañana nublosa un te negro con especias complementa de maravilla un postre de chocolate obscuro, mientras que en una tarde soleada, un te blanco sutil es ideal con mango y merengue. A Eugenio le gusta tomar su te puro, caliente y solo, como debe ser, pero opciones para los menos puristas hay muchas. Nos recomienda probar el frappé de manzana, canela, almendra, betabel y leche de arroz, o una infusión de manzana, pera, cártamo, escaramujo y frutos rojos, aunque sabemos sin que nadie lo diga en voz alta que el matcha, un te verde puro japonés, es el rey los tés.
Prado Norte 405, Lomas de Chapultepec, México D.F.
Horario: Lunes a Viernes 8 a 22 horas , sábados y domingos 9 a 22 horas
Texto y fotos: Guénola Bally