Restaurante Triquitraque

En pleno centro de la capital sevillana y bajo el mirador más emblemático de la ciudad, el edificio Metropol Parasol (o “el Mirador de las Setas” para los conocidos del lugar) encontramos Triquitraque tapas. Un lugar tan peculiar como su ubicación, donde en su carta se funden, por un lado, la tradición que se respira en el casco antiguo donde se encuentra, y por otro, ese aire cosmopolita inevitable en un emplazamiento tan turístico.

Y es que este encantador local, con su exótica decoración y su aire acogedor gracias a sus mesas de madera y a la característica luz de Sevilla que entra todo el día por sus cristaleras, es un paso indispensable para cualquiera que visite la ciudad. Por la variedad de su carta y por lo asequible de su precio, Triquitraque tapas es un lugar pensado para una clientela de todo tipo.

Su característica carta mezcla las tradicionales tapas andaluzas, como su deliciosa carrillera al Pedro Ximénez o su carne con salsa de tomate completamente casera, con una fusión asiática imposible de pasar por alto, haciendo que podamos encontrar también platos tan interesantes como su Roll Tiger, un tipo de sushi que se compone de queso crema, aguacate y salmón acompañado de su deliciosa salsa spicy y su peculiar salsa de anguila. O cómo no hablar de sus gyozas de pollo y verdura con un punto de mostaza y salsa ponzu de naranja. Aunque, si algo no podemos pasar por alto en este local, es su tapa estrella: las lagrimitas de pollo con salsa de curry especiada, un ejemplo perfecto de la fusión tan característica del lugar.

Y si somos de los que no sabemos acabar una comida sin un toque dulce, todo esto puede ser culminado con alguno de sus postres, como podría ser su característico “¡Upss! Se me ha caído la tarta de manzana”, una deliciosa tarta de manzana reconstruida, con helado de canela y caramelo sobre una base de natilla y coronado con una tosta de Inés Rosales de naranja.

Todas son recomendaciones de Rafa, su apasionado jefe de cocina, cuyo amor y entusiasmo por sus platos es tal que es imposible no acabar contagiado. Al igual que de la alegría del resto del equipo, haciendo que salgas de allí con una sonrisa, no solo por lo delicioso de su carta, sino porque en Triquitraque consiguen hacerte sentir como en casa.