Desde tiempos inmemoriales las madres dominan a la perfección todas las técnicas para camuflar los alimentos no «apetecibles» en el plato de sus hijos, ya sea dándoles a estos una nueva y divertida apariencia, o directamente pasándolos por una batidora y haciéndolos más fáciles de digerir.
Como el primero de esos casos, las fotos de la diseñadora gráfica Vanessa Mckeown representan algo más que los simples objetos que las protagonizan. Una mazorca de maíz que parece un banana split, una coliflor como un helado, un brócoli como un cupcake o un champiñón como un donut, así es como alimentos habituales en dietas saludables se ven transformados en fast food. ¡Consigue incluso que una esponja tenga el mejor aspecto posible! En su reciente trabajo «Fruloons & Vegaloons» coloridos globos suplantan la identidad de frutas y hortalizas.
Vanessa cree que su inspiración para trabajar con comida se debe al atractivo natural de esta y a su debilidad por los objetos bonitos. «Me encantan las fresas y los plátanos» dice. A ese plato no se podría resistir ni un niño.
Texto: Gemma García