Barrio del Poblenou. El reloj marca las 13:00h y Jeff nos espera en su obrador. Nosotras, poco observadoras, comprobamos estar en la dirección correcta y empezamos a sospechar de nuestro sentido de la orientación. ¿Nos habremos equivocado?
El teléfono suena. Es Jeff y sus anheladas indicaciones para llegar hasta él. ¡Menos mal! Cuando por fin lo encontramos , este no se sorprende de nuestra odisea por llegar. Parece ser algo habitual y creemos que a Jeff no le disgusta la idea, sino todo lo contrario. Es entonces cuando se le escapa una sonrisa de satisfacción y nos dice; ¡Un warike es exactamente eso!
Huarique” proviene de la lengua Quechua; su composición está basada en dos palabras, la primera es “Wa”, la cual era usada para hacer referencia a algo que no se entiende o que no se conoce, mientras que la segunda palabra, “Rique”, procede de la palabra “Rocqro”, la cual significa guiso. De manera que cumpliendo el ejercicio de unirlas se puede decir que “Warique” es un lugar escondido o desconocido donde se hacen guisos
Y es entonces cuando la autenticidad del lugar nos parece realmente mágica. Detrás de una persiana se esconde el huarique particular de Jeff. Y no podemos sentirnos más satisfechas por haberlo descubierto. Nos invita a pasar como si de un anfitrión a su casa se tratara, mientras el humo y el olor a brasa nos envuelve y despierta nuestra curiosidad.
Como no queremos desvelar la incógnita que hace mágico el huarique de Jeff, te diremos que si se te presenta la oportunidad de descubrirlo, te llevarás un trocito de Perú a tu bolsillo. Aunque Warike Project es 100% delivery y take away, hay veces que Jeff abre las puertas de su huarique y te regala un pedacito de su corazón peruano.
¿Su carta? Sabe a las calles de Perú. Más concretamente a las calles del barrio chino de Perú. En Warike Project encontrarás comida chifa, una fusión entre cocina china y peruana. O lo que es lo mismo: pollo, panceta y anticuchos. Todos ellos cocinados con maquinaria que ha viajado desde Perú hasta Barcelona: un cilindro y una caja china. Es ahí donde reside el secreto del éxito.
Y en el tiempo. Porque en Warike Project todo va despacio y todas las carnes respetan los tiempos de la cocina ancestral peruana. Es bajo esa premisa que condimentan con especias chinas y peruanas el pollo más deseado de la carta. Y, cuando absorbe todo el condimento, lo maridan y lo envasan al vacío durante dos días. 48 horas de espera para luego meterlo en el cilindro y caramelizar pasada la primera media hora. Al cabo de una hora, lo rematan con un poquito de miel y…. ¡Sucede la magia!
Los anticuchos, o corazones de ternera, se los envía un amigo de Jeff directamente desde Perú, porque ahí no los aprovechan. En cambio, en Warike Project, los convierten en su plato estrella. Cuestión de intenciones, ¿verdad?
Y es que a Jeff no hay nada que se le resista:
“Yo nunca trabajé de cocinero, en Perú estudiaba diseño gráfico, pero me vi con la necesidad de aprender a cocinar para comer bien”
¡Bendita necesidad la de aquel día! Porque desde que Jeff encendió por primera vez sus fogones, ya no se han vuelto a apagar nunca más. Ahora queman a fuego lento en Barcelona y sus llamas mantienen vivo el recuerdo y los mejores sabores de Perú. ¡Ojalá que no se apague nunca esa mecha porque queremos Warike Project hasta en las cenizas!
Precio medio: 15-25€
Texto: Clara Puig Piqué
Fotos: Cedidas por el restaurante