Una de las cosas buenas que pueden pasarte al ir a un restaurante es sorprenderte no sólo por la comida que te ofrecen, sino también por el soporte sobre el que te la ofrecen. Por un lado, sales del restaurante satisfecho y por otro, te entran ganas de indagar quién hay detrás de esas piezas en las que has disfrutado de la comida. Y así es como descubres a Yukiko Kitahara. Esta artista japonesa afincada en Gelves (Sevilla) realiza en su propio taller –Taller Kúu– una colección cerámica de piezas utilitarias a la que va añadiendo nuevos elementos cada año. Además, Yukiko realiza piezas exclusivas para el Museo Thyssen-Bornemisza.
¿Cómo te inicias en la cerámica?
Mi acercamiento a la cerámica es debido a que soy de una familia de cocineros de sushi y mi padre siempre me decía que la comida se disfruta, primero con la vista, después con el olfato y finalmente con el gusto. Acudí a una escuela de cocina y la profesora nos enseñó muchas vajillas además de hablarnos sobre su importancia. Así que empecé a ir también a clases particulares de cerámica, estaba deseando poner mi comida en platos de cerámica hechos por mi. Después del primer día de clase salí tan feliz que decidí ir a una escuela de cerámica para aprender bien la técnica, en vez de dedicarme a la cocina profesionalmente. Estudié en dos escuelas de cerámica en Japón, una de cerámica tradicional y otra de cerámica artística. Cuando terminé, vine a vivir a España para seguir formándome. Venía para un año y ya llevo 21.
Antes te dedicabas solamente a la escultura, ¿en qué momento empiezas a hacer “esculturas” que además pueden utilizarse?
Mi vida artística en España la dedicaba a la escultura cerámica, pero cuando se estaba acercando el 20 aniversario de mi estancia aquí pensé «voy a volver al origen de mi camino en la cerámica” donde pueda reflejar mi aprendizaje entre Japón y España, así que empecé, junto a mi pareja Guillermo Gil, la marca Taller Kúu en 2012. Lo primero que pensé al realizar los diseños de las piezas utilitarias era que ya había muchas vajillas muy bonitas y cómodas, ¿por qué iba a hacer más? Quería hacer algo utilitario, pero escultórico. Quería disfrutar del momento de té con mis tazas.
¿Hasta qué punto influye el hecho de haber vivido en un sitio como la Alpujarra (Granada) en tu obra?
Viví 9 años en la Alpujarra y estaba muy cerca de la naturaleza. Así que quería mandar un mensaje a través de las piezas. Por eso pusimos el nombre de la serie «Usar y No Tirar», piezas realizadas a partir de moldes sacados de vajillas de usar y tirar cuyas asas están realizadas a partir de moldes sacados a juguetes de plástico vintage, como mensaje de protección a los animales.
En tu familia había cocineros de sushi, un tipo de cocina en la que la vajilla tiene parte de protagonismo, ¿crees que esa sensibilidad hacia el soporte sobre el que se sirve el producto es una característica de la cultura oriental?
Para la comida japonesa, utilizamos muchísimos cuencos pequeñitos y platitos de distintos materiales: cerámica, cristal, madera y bambú. Los disfrutamos mucho con la combinación con la comida. Es muy importante y algo básico para nuestra comida.
A pesar de no haber seguido los pasos de tu familia, ¿cómo te defiendes en la cocina? ¿Cuál sería tu plato favorito?
Lamentablemente no he estudiado con ellos, solo estuve en la escuela de cocina dos años. No pienso que sea buena cocinera, ¡pero me encanta comer! Mi padre fue un buen cocinero de sushi y no nos dejaba comer mucha carne, así que me gusta más el pescado que la carne.
Mi plato favorito es naturalmente sushi y otras comidas orientales, japonesa, coreana y china. Pero también me encantan los guisos marineros. Mi pareja, Guillermo, es de Isla Cristina (Huelva) y me encanta la raya en pimentón, los garbanzos con pulpo, las alubias con longuerones (navajas)… La comida española aprovecha mucho el sabor de cada material y a mi eso me encanta.
Entrevista realizada por Gemma García.