Quiso renovarse sin perder esa tradicionalidad y clasicismo que lo ha caracterizado desde su apertura en 1973, y lo ha conseguido. El que fuera primer restaurante español en conseguir 3 estrellas Michelin junto con Arzak, El Racó de Can Fabes y El Bulli, ha vuelto. Zalacaín comienza su tercera andadura con una nueva historia que contar, un episodio donde las mujeres, las tres que pasaron por la vida de Zalacaín el aventurero (Catalina, su mujer, Linda y Rosita) y sus rosas –las que dejaron en la tumba del gran aventurero- toman el principal protagonismo, convirtiéndose así en el gran hilo conductor de este icono gastronómico.
El proyecto de remodelación se percibe nada más entrar al local. El nuevo bar, que ahora también ofrece coctelería, se ha convertido en un ambiente único que ofrece al cliente una gran selección de propuestas, tanto clásicas como de autor, que bien pueden saborearse en la barra o en la mesa. Los comedores, las bodegas acristaladas, que ahora están a la vista de los clientes, y los salones privados -cada uno con el nombre de las tres mujeres que pasaron por la vida de Zalacaín- también han dado un cambio significativo que, por fin, deja entrar uno de los elementos principales y más importantes del restaurante: la luz.
Carmen, junto a Julio Miralles como jefe de cocina, son dos de las novedades de esta nueva etapa donde se sigue preservando la cocina de calidad, las buenas bases y el producto de temporada. “Lo que queremos trasmitir con la cocina es nuestra manera particular de entender Zalacaín y que el cliente quede satisfecho con aquello que le presentamos.
De ahí que hayan vuelto esas inconfundibles patatas soufflé acompañando el steak tartar preparado en sala delante de los comensales y el ‘Pequeño búcaro Don Pío’ a base de huevos de codorniz, salmón ahumado y caviar “Beluga”. Tres indiscutibles de Zalacaín que se suman a otra obra magna son los ravioli rellenos de setas, trufa y foie de oca y a una novedad que no podemos pasar por alto: la merluza al pilpil y ají amarillo.
En lo que respecta a los postres, Zalacaín sorprende con nuevas delicatessen dulces entre los que recomendamos probar la torrija con helado de grue. Pero también recetas famosas como la famosa teja gigante de almendras o las crêpes, una delicia esponjosa solo apta para golosos que recuerda a los comensales que Zalacaín sigue siendo el que era. Un lugar de encuentro y goce gastronómico.
Dirección: Calle Álvarez de Baena, 4, 28006, Madrid.
Horario: Lunes a viernes de 13:15h a 16:00h y de 20:30h a 23:30h.
Texto: Ana María Clemente
Fotos: Nacho Alcalde Ruiz